Elon Musk quiere diversificar las fuentes de ingresos de Twitter más allá de la publicidad, pero ninguna red social masiva logró sobrevivir sin anunciantes.
«Facebook creó el modelo económico», explica Jasmine Enberg, de la consultora Insider Intelligence: el servicio gratuito se sostiene gracias a la venta de espacios publicitarios.
Este modelo fue particularmente lucrativo para Meta (Facebook, Instagram) y Google o YouTube, capaces de personalizar al detalle los anuncios, a gran escala.
Pero «no es la única vía», matiza la analista.
Ante los recortes presupuestarios de los anunciantes, afectados por la inflación, y la regulación creciente de la colecta de datos personales, «todas las plataformas exploran nuevos métodos» para financiarse.
La situación era ya particularmente difícil para Twitter, que depende en un 90% de la publicidad, pero es una red de la que los anunciantes pueden prescindir más fácilmente que de otras.
El problema se agudizó desde la compra de la red del pájaro azul por el fundador de Tesla a fines de octubre.
Según la ONG Media Matters, que en el pasado ha criticado al Twitter de Musk, la mitad de los 100 principales anunciantes en esta red dijeron que suspendían o «aparentemente suspendieron» sus gastos de publicidad en la plataforma.
Musk «no entendió que Twitter es una marca en sí misma. La plataforma tenía valor. Ahora las empresas no quieren estar asociadas» a esa red, destaca Sarah Roberts, especialista de redes sociales en la universidad de UCLA.
Las plataformas prueban dos tipos de solución: cobrarle a los usuarios o a los creadores de contenidos.