A tan solo dos días para el inicio oficial del Mundial, las autoridades qataríes han prohibido todas las ventas de cerveza con alcohol dentro del perímetro de los ocho estadios de fútbol antes y después de los partidos.
La decisión la ha confirmado la FIFA este viernes a través de un breve comunicado: «Tras las conversaciones mantenidas entre el país anfitrión y la FIFA, se ha tomado la decisión de concentrar la venta de bebidas alcohólicas en el FIFA Fan Festival y otros lugares con licencia destinados a la afición, retirando los puntos de venta de los perímetros de los estadios».
Budweiser es patrocinadora de la Copa del Mundo desde 1986, pagando a la FIFA decenas de millones de dólares cada año por los derechos exclusivos de venta de cerveza. La FIFA tiene un contrato valorado en unos 75 millones de euros con la empresa y cuando Qatar lanzó su candidatura para albergar el Mundial, el país acordó respetar a los socios comerciales de la FIFA, y reiteró este compromiso nuevamente en 2010, al firmar contratos después de ganar la votación.
Minutos después de conocerse esta nueva restricción, la compañía belga publicó un tuit con el siguiente mensaje: «Bueno, esto es incómodo», que borró poco después. A pesar de las restricciones, Budweiser había previsto que sus ventas durante el torneo serían superiores a las de todo un año en este país y, sin destilerías en la región, había tenido que transportar por barco toda la cerveza, así como proveerse de grandes almacenes refrigerados que protejan su bebida de las altas temperaturas de la zona.
No es la primera vez que la organización de una Copa del Mundo choca con la legislación del país anfitrión. En el Mundial de Brasil en 2014, el país se vio obligado a cambiar una ley para permitir la venta de alcohol en los estadios.