Las acciones de Kyrie Irving le están pasando factura. La última por parte de Nike, marca deportiva que ha decidido suspender su relación con el jugador.
Con la pandemia de coronavirus y su negación de las vacunas recibió críticas, pero quizás era un punto a respetar. Era su cuerpo, su decisión, su riesgo. Ahora, cuando las aguas habían vuelto a su cauce y parecía que se dedicaría únicamente a jugar al baloncesto comparte un vídeo promocionando en redes sociales una película de carácter antisemita.
Brooklyn ha actuado. La organización neoyorquina le ha suspendido por al menos cinco partidos y ha terminado forzando una disculpa que parece insuficiente. Aunque las palabras se dirijan directamente a la comunidad judía, estas han sido recibidas casi como un movimiento mecanizado que no ha calado en quienes las han leído; tanto es sí que la Liga Anti Difamación (ADL), la cual contribuye a la lucha contra el odio, ha rechazado un donativo de 500.000 dólares por su parte.
Seamos claros, su presente en la NBA está en cuestión. Por un lado podría no volver a jugar con los Nets, pero es que por otro incluso se duda de que alguna franquicia quisiera contratarle como agente libre. Ello se une a que Nike, marca con la que tiene un acuerdo comercial, haya suspendido su relación con él, frenado el lanzamiento de las Kyrie 8 y emitido un duro comunicado.
«En Nike creemos que no hay lugar para el discurso de odio y condenamos cualquier forma de antisemitismo… Estamos profundamente tristes y decepcionados por la situación y el impacto causado en todos», comenta en un extracto del texto emitido.