Sumido en la indigencia, joven de 20 años necesita trasplante de riñón para vivir

A sus 20 años, Rafi Féliz tiene problemas de presión arterial alta que le dañó sus dos riñones y lo ha dejado ciego por dos meses. No tiene padres ni familiares que puedan ayudarlo, ni casa ni empleo.

Debido a que sus riñones estropeados no sirven para hacer sus funciones vitales, tiene que conectarse tres veces por semana a una máquina para que limpie su sangre en un proceso de diálisis.

A pesar de ese procedimiento, su vida está en una cuenta regresiva que, según él cuenta, podría terminar en un año, de acuerdo a lo que le han dicho los médicos, si no consigue un riñón para trasplantarse.

La lista de espera es larga, pero él no puede darse el lujo de permanecer en ella ya que no tiene dinero para gastar cerca de siete mil pesos mensualmente en análisis. Estos estudios son un requisito que debe cumplir para estar en la fila.

Por el momento, su vida depende del socorro de una vecina, Jenniffer Dahiana Rodríguez Carrazco, que de vez en cuando le tiende la mano para comprar algunos de los medicamentos que necesita. A veces lo acoge en su pobre casa en el sector Manganagua, del Distrito Nacional, ubicada entre un laberinto de callejones en medio de la pobreza y el hacinamiento.

Generalmente vaga de casa en casa y se queda a dormir donde se lo permitan.

El joven nacido en el año 2001 no puede trabajar debido a su condición de salud; ha sido llevado de emergencia por el 9-1-1 cuando pierde la movilidad de sus piernas.

Su madre murió hace nueve años, a su padre no lo conoce y su única hermana de padre y madre murió con 23 años a causa de lupus. El resto de su corta familia vive en Duvergé, provincia Independencia.