Para que el sistema de transporte escolar que anunció el Gobierno sea sano y seguro, deberá contar con un personal especializado y entrenado en la conducción de menores de edad. El típico chofer de transporte público al que se le atribuye una conducción temeraria no debe ser una opción en el nuevo sistema que se vaya a implementar, a decir de algunos especialistas en seguridad vial.
Con el decreto 616-22, que emitió el Poder Ejecutivo el pasado 22 de este mes, se declaró de alto interés nacional “la implementación del Sistema Nacional de Movilidad Escolar en la República Dominicana”.
El Ministerio de Educación, que queda a cargo de su implementación, todavía trabaja en la articulación del plan para poner en ejecución dicho sistema, que tiene como propósito que los niños que integran el sistema público nacional lleguen a los planteles educativos de forma cómoda, segura y gratuita.
De inmediato no hay datos, pues el plan está en proceso de construcción, pero algunos especialistas en materia de transporte y seguridad se adelantan a señalar la necesidad de que el mismo cuente con un protocolo y estándares bien definidos para garantizar el traslado seguro de los estudiantes.
Intrant debe ser parte
Para Mario Holguín, especialista en seguridad vial, el nuevo sistema debe responder a un plan estratégico del que debe ser parte fundamental el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant). Esto, explica, porque ya el Intrant cuenta con unas normativas sobre los requisitos que deben cumplir quienes vayan a dar servicio de transporte a un sector vulnerable como son los niños y niñas.
En particular, cree que los choferes que integren el nuevo servicio de autobús escolar no debería ser el típico chofer de carros y guaguas públicas que existe en la actualidad, sino personas especializadas, que reciban formación para ello.
Pone de ejemplo que muchos de los servicios de autobuses y concho actual no cuentan siquiera con cinturones de seguridad, que el comportamiento del conductor frente el volante suele ser temerario. Incluso, cree que el vocabulario que emplean esos choferes no es apropiado para transportar niños, pues pone en riesgo su seguridad.
Un exejecutivo del Sistema de Servicio de Atención a Emergencias 9-1-1, que prefirió no ser citado por su nombre, también se suma al pedido de que sea un personal seleccionado para tratar con niños, y recuerda el proceso que se siguió para el servicio de emergencias.
Señala que, para su implementación, se hizo una convocatoria para los choferes de las ambulancias, los candidatos eran evaluados con base a un perfil que tenían elaborado y, luego, se procedió a un proceso de formación con personal de la Cruz Roja Internacional.
“Se trató de hacer el mejor entrenamiento posible, pues era para trasladar a personas en estado vulnerable, que no podían valerse por sí mismas”, rememora.
Insiste en que, en el caso del transporte escolar, la rigurosidad de la seguridad debe ser similar, y sugiere que se definan protocolos y estándares, incluyendo pruebas antidoping y psicológicas, además del estricto entrenamiento del personal.
“Tiene que ser un personal bien evaluado y ser todo lo cauto posible, para que algo que sea para el bienestar de toda la población, no salga alguien perjudicado”, advierte.