Dirigir un equipo no es tarea para todo el mundo. De hecho, un estudio realizado por la empresa de análisis y asesoría Gallup indica que el 75 % de las renuncias en las empresas se relaciona con los gerentes o jefes directos.
¿Ocupas una posición de liderazgo y quieres saber qué hacer para lograr una gestión eficaz? La experta en gestión estratégica del capital humano y en bienestar organizacional Luisa Bernhardt Franco (@luisabernhardt) lista siete características que son las más valoradas por los colaboradores para considerar que su supervisor es un buen líder.
Se comunica de forma eficaz
Comunicarse de manera eficaz no solo significa tener un buen léxico o un vocabulario robusto, pues de nada vale si al final el mensaje no llega o no se entiende. Una buena comunicación implica que sea fluida, genere impacto y mueva a la acción, pero sobre todo genere un ambiente de confianza, donde la intimidación, el lenguaje agresivo o amenazante no tengan cabida. Si bien hay un dicho que reza que se atrae a las abejas con miel y no con hiel, tampoco es caer en ligerezas o exceso de confianza al momento de comunicarnos.
Es empático
Uno de los grandes errores que comenten algunos jefes es seguir acunando la frase: de la puerta hacia afuera tus problemas se quedan. Nada es menos cierto que esto. El ser humano es integral y lo quiera o no, las situaciones personales pueden afectar su productividad y su desempeño laboral, siendo esta una prueba de fuego para los líderes.
En el momento en que se crea la película mental de que si un colaborador tiene una situación que le afecta fuera de la organización esta no traspasará las paredes, pondrá en la cuerda floja tanto el liderazgo del jefe como el compromiso de su gente.
Delega
Hay tareas de 10, 100 y 1000 dólares y para que podamos lograr resultados extraordinarios debemos definir cuáles son y delegar cada una de ellas a quienes sabemos que cuentan con las competencias para llevarlas a cabo.
Esto no quiere decir que se haga la delegación en base a nivel de importancia, porque se seguiría en el mismo círculo vicioso. Se trata de entender que, si en un banco comercial solo contaran con un cajero por sucursal, el sistema bancario no existiría como lo conocemos hoy, porque se perderían millones. De esa misma forma se pierden cientos de acciones, ideas e iniciativas por estar tan absortos en la operatividad del día a día.
Consolida las buenas relaciones con su equipo
¿Imaginas lo que debe ser trabajar en un ambiente laboral donde todos se miran con recelo y esperando ser atacados por la espalda? Es más frecuente de lo que imaginamos. En una ocasión un colega me contó que había escuchado a su líder hablar de manera negativa de un colaborador frente a otro, con el agravante de que le decía que tuviera cuidado de su compañero, lo que trajo consigo no solo mal clima, sino también retraso en los procesos por causa de la desconfianza, poco trabajo en equipo y mala comunicación. Al final salió a la luz que la razón por la que el jefe tenía esta conducta era por la idea errónea de que, si solo él se veía como la figura de confianza, seria percibido como el “líder” al que todos acudían a pedir soluciones, el centro del universo.
Un buen jefe fomenta un ecosistema laboral sano, donde todos se ven como parte de un todo, se celebran los logros individuales como propios y si alguien está atascado, todos apoyan para salir del bache. No se habla del yo, se habla del nosotros.
Reconoce el trabajo de su equipo
Uno de los grandes dolores en las organizaciones es confundir reconocimiento con hacer el trabajo. Si bien las personas son contratadas para llevar a cabo ciertas tareas, también es cierto que las acciones extraordinarias merecen tener visibilidad y ser reconocidas.
Reconocer el esfuerzo y el trabajo que sobrepasa las expectativas, inyecta entusiasmo, impacta en la autoestima, motiva y moviliza no solo a quien lo recibe, sino también al equipo, y aunque no lo creas a quien hace el reconocimiento. Como resultado colateral la organización se ve beneficiada con un aumento en la productividad, un impacto directo del incremento en el compromiso y el sentido de pertenencia.
Es importante tener en cuenta que no a todos los colaboradores les gusta o les hace sentir bien ser reconocido en público, y eso está bien, por eso se debe conocer el público y no convertir una acción positiva en una sensación de malestar.
Traza metas
Definir metas hace un equipo efectivo, capaz de tomar decisiones y enfocarse. Es lo más parecido a una orquesta sinfónica, que está perfectamente acoplada y sigue al unísono el mismo ritmo, ya que cuenta con un buen director de orquesta.
“Quién no sabe hacia donde va, ya llegó”, lo mismo sucede con un equipo que no tiene claro sus lineamientos, qué se espera de ellos y para qué: está destinado a cometer errores y vivir en una especie de limbo. Las metas deben definirse al inicio, no solo de año, también de cada proyecto, cambio, iniciativa o cualquier acción que pueda impactar al equipo.
Resuelve problemas
Donde hay más de una persona compartiendo espacio y tiempo de manera frecuente, es casi seguro que surgirán situaciones poco favorables. Un buen jefe es alguien capaz de resolver de manera asertiva y estratégica los problemas y conflictos diarios que se presentan dentro de su equipo, sin perder el enfoque humano y el sentido de responsabilidad que le toca, siempre en pro de su equipo y la organización.
Su finalidad debe ser siempre el construir equipos que funcionen de manera óptima, donde exista el equilibrio y cada persona pueda explotar todo su potencial, es por esto que debe ser el mediador por excelencia y no el tradicional apagafuegos.