La comunidad Mata los Indios, en Villa Mella, en el municipio Santo Domingo Norte, está lejos lograr una vida normal y sin temor luego de las balaceras del domingo. Los niños no son llevados a la escuela, los negocios cierran cuando llegan rumores de múltiples atracos y el patrullaje solo se ve bajo la luz del día.
Cerca de 70 niños fueron llevados por sus padres a la escuela Básica Mata los Indios, de una población total de más de 400 estudiantes. La causa de esa inasistencia es el temor que los padres todavía tienen.
El director del centro educativo, Mártires Núñez, cuenta que la Policía Nacional mantuvo una patrulla fija frente al plantel a principio de semana, luego pasaron a hacer visitas frecuentes hasta que, para el viernes, ya la patrulla no estaba. Dentro hay un agente de la policía escolar que no puede portar un arma por encontrarse en zona de estudiantes.
“Ayer ellos estuvieron yendo, viniendo. Hoy pasaron la mañana, y ahora mismo no están”, dije Núñez. Este director ha intentado que los miembros de la Asociación de Padres, Madres y Amigos de la Escuela (Apmae) corran la voz y motiven a los adultos a enviar a sus hijos al centro educativo.
Allí se imparte docencia en las tandas matutina y vespertina. Los maestros juntan a los alumnos de varios cursos distintos, pero de igual grado, en un aula y tratan de avanzar en su programa de clases.
Frente a la misma escuela pasaba velozmente una larga caravana con decenas de vehículos que tardaba varios minutos en terminar. Había camionetas de la Policía Nacional, del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte y de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). Además, un camión con decenas de policías encerrados en una reja metálica negra, una furgoneta de la Unidad Contra Motines y una grúa, también de la Alcaldía.
Le seguían dos patrullas del equipo de Operaciones Especiales (Swat) con una ametralladora pesada, con correa de tiros, montada en el vehículo por encima de la cabina de pasajeros, capaz de penetrar autos blindados y derribar aeronaves de baja altitud. El agente la hacía girar de izquierda a derecha, provocando que muchos se vean por un segundo frente al temible cañón.
La gente del barrio se detenía a contemplar el vistoso desfile. Cerca de 20 motocicletas con agentes uniformados de negro también recorrían algunas calles.Allí se imparte docencia en las tandas matutina y vespertina. Los maestros juntan a los alumnos de varios cursos distintos, pero de igual grado, en un aula y tratan de avanzar en su programa de clases.
Frente a la misma escuela pasaba velozmente una larga caravana con decenas de vehículos que tardaba varios minutos en terminar. Había camionetas de la Policía Nacional, del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte y de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). Además, un camión con decenas de policías encerrados en una reja metálica negra, una furgoneta de la Unidad Contra Motines y una grúa, también de la Alcaldía.
Le seguían dos patrullas del equipo de Operaciones Especiales (Swat) con una ametralladora pesada, con correa de tiros, montada en el vehículo por encima de la cabina de pasajeros, capaz de penetrar autos blindados y derribar aeronaves de baja altitud. El agente la hacía girar de izquierda a derecha, provocando que muchos se vean por un segundo frente al temible cañón.
La gente del barrio se detenía a contemplar el vistoso desfile. Cerca de 20 motocicletas con agentes uniformados de negro también recorrían algunas calles.
Como en el salvaje Oeste, los negocios y viviendas de la calle 30 cerraban ayer sus puertas a toda prisa por los rumores que andaban de boca en boca. Se decía que un grupo de delincuentes andaba atracando masivamente. Supuestamente habían asaltado tres bancas y una pollera. Rondaba la 1:00 de la tarde.
Los delincuentes no llegaron, el rumor se fue disipando y los comercios volvieron a abrir sus puertas.
Elizabeth Javier cuenta que volvió a abrir la tienda de repuestos de celulares donde es empleada después de la 4:00 de la tarde. Dependientes de una distribuidora de cerveza, un colmado y una banca confirmaron que también cerraron sus locales. Los motoristas también se retiraron a sus casas.
Aunque agradecen la presencia de las autoridades durante el día, varios residentes de Mata los Indios dicen que en las noches, cuando es más necesario, los dejan solos.
“Ese patrullaje que lo hagan a las ocho o diez de la noche; a esta hora están los tígueres durmiendo”, comentó un motorista de la calle 30. Él y sus compañeros aseguraron a Diario Libre que el patrullaje solo se ve hasta alrededor de las 6:00 de la tarde.
El ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez, dijo que la intervención en Villa Mella implicará no sólo la persecución y prevención del delito, sino los programas sociales del Gobierno.
Esta medida se anunció el jueves al término de una reunión de la mesa de Seguridad Ciudadana, en la que también estuvo el director de la Policía, Eduardo Then; el senador Antonio Taveras; los diputados Alex Lara y Betty Gerónimo; y representantes de la sociedad civil.