La grieta aún está abierta y no se ve en el horizonte que las cosas puedan cambiar. El presidente Macri hizo todo lo posible para reducir la tensión social en su contra y, unos días después de la ODEPA, lanzó una serie de medidas económicas que son interesantes pero que le dan coraje. Por supuesto, los sacó de la cocina a un mago. Creado con prisa, no notaron dos factores: el daño a otros sectores decisivos, inmediatamente y el posibilidad de una posible carrera inflacionaria devorando lo logrado.
Los gobernadores que se sentían calificados para dialogar con el Gobierno ya no quieren saber nada: la caída del IVA y la promesa de que la gasolina se congele durante unos meses ha reducido los fondos coparticipativos que sufrirán una recesión considerable.
Están en guerra y prometieron congregarse en Buenos Aires. Si nada cambia los gobernadores no pueden pagar los salarios, afirman como argumento principal y trastornan los presupuestos de las provincias petroleras del sur del país.
Consideran que la decisión de la Casa Rosada, que se apresuró a aliviar los resultados electorales y ganar nuevos o viejos adherentes, afecta seriamente la coparticipación de los impuestos. El costo fiscal de lo anunciado por los hombres del Jefe de Estado sería de 99,000 millones de pesos, 0.46 por ciento del Producto Interno Bruto.
Ese cálculo preparado por el especialista en impuestos de Córdoba, Nadir Argañaraz, incluye la reducción del IVA, el aumento de los pisos de ganancias y las demandas futuras de los sindicatos estatales de la bonificación salarial, tal como lo obtuvieron los empleados nacionales. El 57 por ciento del costo de las modificaciones del gobierno nacional será absorbido por las provincias. Los gobernadores consideran plantear la Corte Suprema de Justicia para resolver estas diferencias y cortes agudos, sin anuncios previos.
Esta protesta que golpea el talón oficial de Aquiles muestra que los resultados de la ODEPA siguen creando un dilema tanto en el frente interno como en el externo. Las acciones argentinas continuaron cayendo (16 por ciento) y el riesgo país alcanzó 1900 puntos.
En el frente externo, el problema económico, la deuda y algunas declaraciones gigantescas de Alberto Fernández Aumentar el clima de desconfianza y ansiedad.
Afortunadamente, en las últimas horas delegó a Guillermo Nielsen, un hombre de finanzas con una gran cintura política y experiencia personal (trabajó para Nestor Kirchner en el tratamiento de la deuda externa) los puntos a aclarar.
Y confirmó que Alberto Fernández buscará "evitar diferencias con los tenedores de bonos". Se agregaron a las declaraciones que señalan que la deuda no se puede pagar, ya que se genera en la relación con el Fondo Monetario, pero que de ninguna manera está pensando en un incumplimiento.
La pregunta clave en la sociedad es por qué el gobierno no presentó el rescate lanzado antes de los resultados concluyentes del PASS. El gobierno podría haber trabajado con calma, negociando con los gobernadores y el sector financiero. No lo hicieron porque no creían en los números de STEP y el ex ministro de Dujovne se parecía más a un empleado
del Fondo Monetario que el motor de la economía nacional. Con funcionarios que no tenían ningún grado de sensibilidad a las dificultades y la rigidez de los ciudadanos.
El riesgo país seguirá siendo alto y los mercados extranjeros permanecerán quietos mientras que el nuevo ministro Hernán Lacunza, un técnico respetado y alabado de todos los ámbitos de la vida, puede detener cualquier aumento excesivo del dólar y el frente de oposición no anunciará las líneas fundamentales. de la estrategia económica que se aplicará y los nombres de las personas que acompañarán a Fernández. Los activos argentinos continuarán temblando mientras no sucedan lo que están llamando en voz alta.
Es muy posible que Macri obtenga más votos, pero se considera imposible para él igualar a Fernández a fines de octubre o que la votación le abra la puerta. Se ven pocas posibilidades. Desafortunadamente para todos aquellos que respetan lo que consideran democracia junto con la división de poderes. El capitán de Marcos Peña de toda la campaña electoral junto con el consultor Durán Barba y la mala estrategia de comunicación es "el otro yo" de Mauricio Macri. Él es quien escribe los puntos principales de las exposiciones o declaraciones del presidente desde la época del gobierno de la ciudad.
Pero hay un problema que aún no se ha considerado o ingresado en la Agenda. ¿Alberto Fernández representa todo el espectro ideológico que conforma el frente que lo convirtió en candidato? Si negocia con el Fondo, ¿qué dirán los de La Cámpora que siempre han blasfemado contra la peligrosa organización financiera internacional?
¿Cuál será el comportamiento de Cristina Fernández? ¿Permanecerá en una esquina como hasta ahora después de la campaña o participará activamente en el poder? ¿Te conformarás con la vicepresidencia? ¿Lo dejarás hacer? ¿El Frente que congrega a grupos muy diversos obedecerá las consignas que provienen de la cumbre? En resumen, quién mandará, de quién dependerá el último juicio de ese grupo populista o de campistas, o del pseudo de la izquierda que ya está hablando de pedir la libertad de Lula, por ejemplo, mientras que Brason Bolma, presidente de Brasil, Argentina y ¿El principal socio y cliente de este mundo de guerras comerciales? ¿Vendrán por todo como Cristina Kirchner prometió alguna vez? ¿Llegan con venganza, despreciando a los jueces, periodistas y adversarios?