Lo perdió afuera de su casa de Fort Myers, pocos días antes de que el huracán Ian se estrellara contra la costa del suroeste de Florida.
A pesar de que pidió ayuda a su marido y a sus tres hijos pequeños para buscar en el jardín y el garaje durante dos días, no había rastro del anillo.
«Simplemente acepté que había desaparecido», dijo Garner. «Es sólo un objeto. Es reemplazable, y lo dejé ir. Sabíamos que el huracán se acercaba, así que de cierta forma me despedí de él».
La familia se quedó en su casa durante la tormenta, saliendo a recoger y limpiar los restos qe dejó Ian tan pronto pudieron.
«Llevamos unos 10 minutos de limpieza y mi marido estaba limpiando la maleza y los árboles justo al lado de la puerta del garaje», dijo Garner. «Había un montón de maleza y árboles, y él movió algunos restos, y el anillo estaba justo ahí».
Garner dijo que no podía creer que hubieran encontrado el anillo. Su vecindario no experimentó las destructivas inundaciones que sufrieron muchas partes del estado. Pero los vientos de 150 millas por hora dejaron enormes pilas de árboles y maleza en toda la zona.
«Me senté en la acera, recé a Dios y le agradecí que nos diera una señal de esperanza para la comunidad», dijo Garner.