Ansiedad y estrés: principales diferencias

Ansiedad y estrés no es lo mismo. Muchas veces se confunde el concepto y se los interpreta como sinónimos, puesto que son adaptables y pueden aparecer juntos. Aquí hablaremos de las diferencias.

La principal distinción radica en la frecuenca, intensidad y duración de estos episodios. La ansiedad es una respuesta fisiológica de alarma que nos prepara para enfrentarnos a una amenaza o peligro.

En términos concretos, la ansiedad tiene una estrecha relación con el instinto de supervivencia y opera de manera similar a como lo hacen la ira y el miedo. Su función es la de advertir acerca de un peligro y activar el cuerpo para su huida.

La ansiedad razonable la tienen todas las personas en algún momento de la vida. La no razonable o patológica es cuando estamos hablando de trastornos como el de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de pánico. Algunos de sus síntomas son sensación de ahogo, taquicardia, nauseas, temblores en las extremidades, sudor excesivo o pensamientos negativos.

El estrés, por caso, es un proceso de activación fisiológica que se presenta cuando existe lo que se considera como una demanda externa y la valorización de los recursos para afrontarla. Si hay una valoración negativa y tendemos a creer que no somos capaces de enfrentar esa situación, aparece el estrés.

Por esto, el estrés puede surgir casi a partir de cualquier situación o pensamiento de enojo o frustración. Tal como la ansiedad, mientras no sea crónico, el estrés es una parte normal de la vida siempre y cuando se presente en niveles bajos porque motiva a ser más productivo.

Sus síntomas varían en cada persona. Algunos de los más comunes son falta de apetito, cansancio, falta de concentración, trastornos del sueño, mareos, dolor de cabeza y abdominal o problemas sexuales.

Y tú, ¿Conocías las diferencias entre estos dos conceptos?