La afluencia en las elecciones que se celebran hoy en Italia se desplomó a al alrededor del 63.91% respecto al 72.94% de los últimos comicios, en 2018, y que es el peor dato de las historia para unos comicios generales, según los primeros datos parciales del Ministerio del Interior.
Según los primeros análisis, la afluencia desciende en todo el país, pero sobre todo en el sur y se confirman los sondeos que daban una abstención del 35%.
Las regiones donde la participación ha caído menos que en las últimas elecciones son Sicilia (menos del 5 por ciento), ya que se votaba también para el presidente de la región; Emilia-Romaña y Lombardía (menos del 7 por ciento) y la región donde más ha caído es Campania, alrededor del 16 por ciento.
Para algunos analistas el retroceso en el número de votantes en el sur refleja un alejamiento de la política, pero también podría estar condicionado por el mal tiempo y las fuertes lluvias que han afectado esa zona del país durante todo el día, sobre todo en Basilicata, Molise, Apulia y especialmente en Campania.
Los italianos prefirieron votar a primeras horas de la mañana, ya que la afluencia fue del 19.21%, similar al 19.43% de las elecciones de 2018, mientras que después a las 19:00 horas fue del 51.16% (había sido del 58.40% en los pasados comicios generales).
Las elecciones se celebraron sin grandes problemas, aunque el procedimiento se está ralentizando en algunos colegios ya que es necesaria la lectura de un código de autenticidad presente en las papeletas electorales, que es necesario retirar, y se están formando largas colas.
Cerca de 51 millones de italianos están convocados a las urnas para elegir a 600 parlamentarios (400 diputados y 200 senadores), lo que supone un importante recorte frente a los 945 actuales (630 y 315) adoptado en una reforma aprobada en referéndum y 2.7 millones de jóvenes tendrán la posibilidad de votar por primera vez.