En unos años, las personas de California tendrán una nueva opción sobre qué hacer con los cuerpos de sus seres queridos después de la muerte: abono para su jardín.
Este fin de semana, el gobernador de California Gavin Newsom promulgó un proyecto de ley que legaliza el compostaje humano a partir de 2027. El proyecto de ley, AB-351, convierte a California en el quinto estado de Estados Unidos en permitir el compostaje humano desde que se legalizó por primera vez en Washington en 2019 (Oregón, Colorado y Vermont son los otros lugares donde puedes convertirte en compost).
“AB 351 supone una opción adicional para los residentes de California que es más respetuosa con el medio ambiente y les brinda otra opción para el entierro”, dijo en un comunicado la asambleísta Cristina García, quien propuso el proyecto de ley. “Con el cambio climático y el aumento del nivel del mar como amenazas muy reales para nuestro medio ambiente, este es un método alternativo de sepelio que no contribuirá con las emisiones a nuestra atmósfera”.
Los seres humanos causamos más que suficientes problemas cuando estamos vivos, pero las prácticas que hemos desarrollado para gestionar nuestros cuerpos después de la muerte también son bastante malas para el medio ambiente. Enterrar un cadáver requiere alrededor de 11 litros de líquido de embalsamamiento por cuerpo, cosas como formaldehído, metanol y etanol, y alrededor de 20 millones de litros en total cada año. Mientras tanto, la cremación genera más de227 kilogramos de dióxido de carbono a partir del proceso de quema de un solo cuerpo, y la quema misma consume la energía equivalente a dos tanques de gasolina. En Estados Unidos, la cremación genera aproximadamente 360 000 toneladas de dióxido de carbono cada año.
Es una obviedad pensar en alternativas más ecológicas. El proceso más común para el compostaje humano, y el que se establece en la nueva ley de California, se llama reducción orgánica natural, que implica dejar el cuerpo en un recipiente con algunas astillas de madera y otra materia orgánica durante aproximadamente un mes para permitir que las bacterias hagan su trabajo. El compost resultante se deja curar durante unas semanas antes de entregarlo a la familia. Cada cuerpo puede producir alrededor el equivalente a una camioneta de suelo. Según el comunicado de García, este proceso ahorrará alrededor de una tonelada de CO2 por cadáver.
La empresa Recompose, con sede en Seattle, que se menciona en el comunicado de prensa de García, fue el primer servicio de compostaje humano con licencia oficial que se inauguró en los EE. UU. después de que el estado de Washington legalizara la práctica. En el comunicado, la fundadora de Recompose, Katrina Spade, quien inventó el proceso de reducción orgánica natural y fue una parte clave de la campaña de legalización en Washington, dijo que la compañía espera expandir pronto sus servicios a California.