El problema de desconfinar a los sin techo: “La situación fuera es horrible�

Jesús se presenta abriendo los brazos en cruz mientras dice su nombre. Mueve con parsimonia las fichas de dominó. No golpea de forma seca la mesa anunciando su jugada. Más que de impasible jugador profesional, su gesto es de alguien apesadumbrado. Jesús, de 62 años y rosario de cuentas color turquesa al cuello, tuvo otra vida. De los 23 a los 40 años vivió en Nueva York. Un mundo muy distinto al de los días desfilando a paso de tortuga en este albergue de emergencia para personas sin hogar de Ifema en Madrid. Su compañero de partida, Heliodoro, de 64 años y nacido en la isla de Curazao, escucha el relato de Jesús con la indiferencia del que ya parece conocerlo.

Seguir leyendo