Richard Dabate acaba de ser sentenciado a 65 años de prisión por el asesinato de su esposa, Connie Dabate. La prueba definitiva que ha permitido cerrar este caso de asesinato de 2015 ha sido la pulsera de actividad que llevaba la víctima, cuyos datos no concordaban con la versión ofrecida por el asesino.
En diciembre de 2015, Richard Dabate relataba a la policía de Connecticut que un intruso enmascarado había entrado en su casa. Al ser descubierto, el intruso disparó a su esposa con una escopeta y ató Richard a una silla. Dos años después, la fiscalía encontró indicios que apuntaban a que fue el propio marido el que había asesinado a su esposa. Esos indicios se corroboraron cuando la pulsera deportiva de la víctima desmontó la coartada del marido. Al parecer Connie Dabate estaba en el gimnasio a la hora en la que su marido aseguraba que había muerto.
“Nos permite pasar página”, comentó Keith Margotta, hermano de la víctima en un comunicado. “No nos va a devolver a Connie, pero al menos podemos seguir adelante”.
Según la declaración prestada a la policía, Richard Debate regresó a casa a por un portátil que se había olvidado cuando se encontró con un extraño saqueando la casa a eso de las 9 de la noche. Poco después, su esposa regresó y el individuo la disparó con una escopeta. Sin embargo, los datos de distancia y actividad de la Fitbit de la víctima (a los que la policía tuvo acceso tras una orden judicial) demuestran que esta no murió a esa hora sino a las 22:05, momento en el que el monitor dejó de registrar movimiento. Las cámaras de un comercio local permitieron confirmar que a la hora en la que el marido decía que su esposa entró en casa, esta en realidad estaba en el gimnasio.
Esta no es, en realidad, la primera vez en la que una pulsera Fitbit logra esclarecer un caso de asesinato. En 2018, un cuantificador de la marca permitió resolver el caso del asesinato de Karen Navarra, cuya muerte se produjo cinco días antes de que se encontrara su cadáver.