Frente a la casa de gobierno, en universidades y reuniones online, los ciudadanos se informan y debaten antes de votar por el Apruebo o el Rechazo en septiembre.
Personas de distintas edades se han reunido durante los últimos días en Santiago de Chile para dialogar sobre la propuesta de nueva Constitución, que deberán votar todos los chilenos habilitados el próximo 4 de septiembre.
«Apruebo» o «Rechazo» son las dos alternativas para la ciudadanía, y aunque algunos ya tienen claro su voto, todavía hay indecisos. Por ello, el Gobierno del presidente, Gabriel Boric, instaló un kiosko con el cartel «Chile vota informado» en la plaza de la ciudadanía, frente al Palacio de La Moneda, para repartir gratuitamente el texto de la nueva Constitución.
Esos libros color morado, que se repartirán hasta el 31 de agosto, ya han sido recibidos por miles de chilenos. «En estos tres días de Kiosko se han acercado al menos 30.000 personas», dice a RT una de las personas encargadas de repartir los textos.
El Gobierno ha adquirido 1.236.400 ejemplares para repartir, de lunes a viernes, desde las 9:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde. Según datos de presidencia, hasta ahora «más de 800.000 personas han recibido la propuesta de nueva Constitución».
Diálogos en la calle y la universidad
Frente al kiosko no solo se hacen largas filas de gente esperando recibir su copia —una por persona—, sino que también se producen diálogos ciudadanos. Como el que ocurre entre Esperanza, una estudiante de 23 años, y Carlos, funcionario público de 37 años.
Ella afirma que aprobará la nueva Constitución y dice que estar contenta con la iniciativa del gobierno chileno de repartir los textos. «Ayer vine y había una fila de por lo menos 40 minutos y uno dice ‘qué bueno’, porque la gente se está informando. Creo en el proceso, por eso Apruebo. Quizás no es perfecta [la nueva Carta Magna], pero es una base para dejar la constitución pasada, que fue hecha en dictadura. Es preferible partir de esta base», sostiene.
Carlos, por su parte, sigue sin definir su voto, pero cree que finalmente rechazará la propuesta en el llamado plebiscito de salida el 4 de septiembre. Sin embargo, le asegura a Esperanza que él también coincide con que la actual Constitución, dado su origen, no representa a los chilenos.
«Si fuera solo por sacar la anterior, yo apruebo, porque tiene un problema de legitimidad de origen, pero leí el texto y me parece que hay asuntos que no se pueden aceptar como lo propuesto en términos de justicia o de sistema político», señala.
La Pontificia Universidad Católica de Chile, decidió sumarse a los diálogos por la nueva Constitución y el martes de esta semana inauguró la instancia «UC dialoga» en su Casa Central, ubicada en La Alameda, la avenida principal de Santiago.
En el patio de la universidad 150 estudiantes, docentes y funcionarios, se juntaron a debatir el texto bajo una carpa blanca con estufas para evitar el frío del invierno santiaguino. Sentados en grupos de a nueve, las personas intercambiaron puntos de vista sobre los temas que los atañen como universidad, entre ellos, el sistema político, el derecho a la vida y la libertad de religión y creencias, el derecho a la educación, la plurinacionalidad y el derecho a la naturaleza y el medioambiente.
En el grupo que debatió sobre el derecho a la educación, una de las participantes señalaba que en Chile existe un «cambio de miradas, de enfoque y de política pública», asunto que se oye entre los ciudadanos desde el estallido social vivido en octubre de 2019, y que llevó a que hoy se esté plebiscitando una nueva Constitución para el país.
Los asistentes se mostraron contentos con la iniciativa, como el caso de Roberto, estudiante de 25 años. Para él, es imprescindible abrir espacios de diálogo sobre temas tan importantes como el texto constitucional. Similar postura tuvo Sofía, una secretaria de 48 años, quien aplaudió el hecho de contar con la opinión de expertos.
«Ver puntos de vista de gente experta y de profesores que sabían del tema es muy positivo, además es una forma de encontrarse con gente que uno no conoce», aseveró.
Diálogos online
Desde el año 2020, la organización Tenemos que hablar de Chile ha desarrollado espacios de participación que buscan aportar a la construcción de un país que dialoga, es por ello que en mayo —a pocos meses de concluir el proceso constituyente— abrieron una nueva ventana para debatir la propuesta constitucional.
Desde esta organización comentan que han usado mecanismos de participación individuales y grupales, a los que han asistido miles de personas de todo Chile, para dar a conocer sus expectativas y entregar recomendaciones a los políticos el día después del plebiscito.
El 12 de agosto realizaron el último de los encuentros en torno a la nueva Constitución utilizando una metodología de participación online, a la que asistieron personas de entre 23 y 78 años, provenientes de 12 regiones de Chile.
«Durante todo el proceso constituyente han participado en nuestros diálogos cerca de 7.000 personas que tienen entre 14 y 94 años, y siempre de todas las regiones de Chile, hemos tenido gente de 275 comunas», dice María José Lincovil, coordinadora de participación ciudadana de la organización.
En salas de videollamada y grupos de 4 a 8 personas más un moderador, los asistentes virtuales se presentan y luego debaten durante 60 minutos sobre sus expectativas para Chile al 2030, si creen que la nueva Constitución dará respuesta a esas aspiraciones y señalan qué aspectos del texto les generan tranquilidad y preocupación.
¿Qué dicen los chilenos?
En estas salas virtuales, los asistentes presentaron sus posturas. Uno de ellos fue Arturo, de 67 años, quien comentó: «Creo que la falta de seguridad social, la falta de salud, la falta de educación, de vivienda, de vivir en un medio ambiente libre de contaminación, afecta mayoritariamente a la gente común».
Mientras que Carla, de 32, consideró que entre todos se podrían cambiar las aprensiones de Arturo: «Juntos podemos potenciar el país. Hoy todos tenemos miedo de un cambio porque no sabemos lo que va a ocurrir, pero también tenemos esperanza que esto sea mejor».
«Nuestros diálogos buscan abrir espacios de conversación en donde todas las miradas puedan encontrarse, todos son importantes: personas que van por el apruebo, por el rechazo e indecisos», dice por su parte Lincovil sobre la iniciativa.
Leandro, otro de los participantes, coincide con esa afirmación. «Fue interesante escuchar otras posiciones distintas a las mías y reconocer que hay algunas cosas en que las personas están más preocupadas», contó a RT.
Lo mismo piensa Vicente, de 42 años, que también fue parte del último diálogo por la Constitución: «Ha sido muy enriquecedor el encuentro con personas que piensan diferente, que tienen otra forma de ver la sociedad, otra forma de percibir el proceso constituyente».
Otras organizaciones, como el Centro Cultural Palacio La Moneda, también han organizado encuentros para conversar sobre el texto de la nueva Constitución y es que, a menos de un mes del plebiscito, los chilenos aún están en etapa de lectura y discusión del texto propuesto.