Es algo que probablemente nunca te paras a pensar, pero el acto de andar y caminar supone para la medicina una fuente de sabiduría. Tanto, que el estudio en la forma de andar de las personas puede decirle muchísimo a un médico sobre nuestra salud y desarrollo.
El acto de andar comprende una secuencia de movimientos que involucran la cadera, la rodilla y el pie. Y es por ello que desde un punto de vista médico, la forma de andar de una persona es fundamental para medir su calidad de vida y su estado de salud. De hecho, los investigadores buscan comprender las fuerzas involucradas en el andar para ayudar a tratar a las personas con trastornos del movimiento.
Sin embargo, en Japón es algo diferente según un nuevo estudio. Allí, los datos sobre los parámetros de la marcha relacionados con la edad entre los niños son limitados, razón por la que un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud Integradas de la Universidad de Nagoya, y del Centro Médico y de Rehabilitación para Discapacidades del Desarrollo Mikawa Aoitori de la prefectura de Aichi, determinaron el patrón de marcha normativo de los niños japoneses.
Para ello, utilizaron un sistema de análisis de la forma de caminar en 3D, una fórmula que les permitiría investigar las diferencias relacionadas con la edad en los movimientos de las extremidades inferiores al caminar.
Al informar sobre sus hallazgos en Scientific Reports, el grupo descubrió que la forma de andar registrada de los niños de la escuela primaria japoneses difería según la edad. Según cuentan, aunque los patrones de marcha y los parámetros de marcha de los niños japoneses típicos de 6 a 12 años son similares a los de los niños de otros países desarrollados, su desarrollo es diferente.
Para ser más exactos, el equipo encontró cuatro diferencias importantes entre los grupos de edad. Primero, hubo un aumento en la cadencia, el número de pasos realizados en un minuto, entre los niños del grupo de 11 a 12 años en comparación con el grupo de 6 a 8 años.
En segundo lugar, también hubo una disminución en la longitud del paso y de la zancada entre los niños de 11 a 12 años en comparación con los de 9 a 10 años. En tercer lugar, los niños de 11 a 12 años tenían menos rango de movimiento de la rodilla durante el ciclo de la marcha. Y en cuarto lugar, a medida que los niños se hacían mayores, se observó un “momento de flexión plantar” más alto, que es el movimiento cuando se apuntan los dedos de los pies al comienzo del movimiento de caminar. Según el investigador Tadashi Ito:
Creemos que las diferencias en el estilo de vida, la constitución y los factores culturales afectan la forma de andar de los niños japoneses. Es poco probable que esto afecte la salud de los niños japoneses. Pero sí indica características diferentes a las de los niños de otros países. Estos resultados proporcionan una herramienta importante para evaluar la marcha normal y patológica y pueden determinar la eficacia del tratamiento ortopédico y la rehabilitación de los trastornos de la marcha.
Como cuentan en el estudio, aunque sutiles, las diferencias son muy importantes, ya que podrían ayudar a pediatras y médicos sobre la salud general y el desarrollo físico de un niño y si están creciendo de manera típica o no. Por cierto, no está claro, aunque no se descarta, que la cultura juegue un papel entre los modos de andar humanos.