Hay heridas que tardan en supurar, y caer en las finales de la NBA es una de ellas. Poco a poco la liga se ha ido olvidando de lo sucedido en la pasada temporada para planificar la siguiente. Boston de hecho ya ha dado varios pasos para volver a ser uno de los máximos aspirantes en 2023. Pero Jayson Tatum sigue teniendo la espina clavada como si los Warriors hubiesen levantado el Larry O’Brien ayer mismo. «Toma su tiempo. Sigo pensando en ello todos los días» asegura el jugador durante su visita a la Summer League de Las Vegas.
Al estimar cuánto durará el dolor, Tatum dice que quizás se extienda hasta la próxima vez que tenga delante la oportunidad de ganar un campeonato. Y es justo eso lo que el jugador dice que le sirve como motivación. «Tengo que ser mejor en los próximos años. Obviamente estamos intentando volver a ese punto». Tatum fue uno de los señalados por los tres encuentros que los Celtics perdieron de forma consecutiva frente a Golden State.
El alero llegó siendo el jugador de la serie que más minutos acumulaba tanto en temporada regular como en playoffs, además de resentirse del hombro lesionado durante la serie ante Miami. Esto podría explicar el bajón de rendimiento que le llevó a reducir sus promedios hasta los 21,5 puntos. Por otro lado, mejoró en el apartado de las asistencias y las pérdidas, pero no fue suficiente.