La independencia judicial está bajo ataque en diferentes regiones del mundo. No solo con dictaduras / autocracias, sino también en países que se supone que son democráticos. La separación de poderes, una característica esencial de cualquier sistema democrático y el estado de derecho, está siendo hostigada en países como Polonia, Filipinas, Honduras o Kenia, ejemplos recientes en los que para ser juez debes tener coraje. Los jueces y fiscales en diferentes partes del mundo y los sistemas legales comparten la misma preocupación y lucha por la defensa de su independencia contra el poder político y otras formas de poder fáctico.
En mi papel actual como relator especial de la ONU sobre independencia judicial, he tenido que dedicarle cada vez más esfuerzos en el año que culmina. Mis informes periódicos a la Asamblea General y al Consejo de Derechos Humanos de la ONU recopilan parte de ese trabajo. Existe un proceso institucional, en paralelo y de creación relativamente reciente, que promete ser fundamental: la Red Mundial de Integridad Judicial, una iniciativa útil y necesaria que nació hace menos de dos años, que sirvo como uno de los miembros de su Consejero del Consejo. Consiste en una red de jueces, creada por jueces y para jueces, en torno a los principales desafíos contemporáneos de los sistemas judiciales. Su impulso y secretaría se encuentra en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Viena) y se lanzó oficialmente en 2018.
Actualmente vincula a más de 2.865 jueces, busca reforzar la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la ética judicial, la evaluación de los riesgos para la integridad en el sistema judicial y el desarrollo de respuestas efectivas. En un período de vida tan corto, la Red está presente en los cinco continentes y cuenta con casi 50 países piloto que se han comprometido a implementar herramientas de capacitación en ética judicial para la promoción de la integridad judicial.
Una de las cuestiones que he estado abordando como relator es la libertad de expresión de los jueces y, dentro de eso, el uso de las redes sociales. Instagram, Twitter o YouTube, ya son una realidad inexorable en la vida de los jueces y el sistema judicial, trayendo riesgos y oportunidades para el ejercicio de la función judicial. Este problema se expresa en informes como el que presenté este año a la ONU o en la opinión de la Comisión de Ética Judicial del Consejo General del Poder Judicial de España emitida recientemente después de una consulta sobre cómo los jueces deben usar las redes sociales de manera ética. camino.
La Red está abordando este problema con una guía de orientación, que ha sido preparada por jueces, para el uso de las redes sociales. Con el apoyo de la Red Mundial con la guía, buscamos asesorar a los jueces sobre cómo interactuar con el mundo virtual sin riesgo para la integridad judicial y la independencia. Se presentará para su discusión y aprobación en la reunión de alto nivel que la Red celebrará el próximo febrero en Doha, Qatar. Estas y otras cuestiones continuarán siendo abordadas por esta Red en el futuro. En mi papel simultáneo como Relator Especial y miembro del Consejo Asesor de la Red, solo puedo invitar a los jueces a unirse a esta iniciativa para trabajar juntos para encontrar soluciones a los desafíos contemporáneos a la independencia o integridad judicial.
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