El Real Madrid conquistó en Málaga la 28ª Copa de su historia, recuperó el trono tres años después y agregó el 19º título de la era de Laso. Los blancos derrotaron al anfitrión de Unicaja (68-95) sin contemplar a Campazzo como MVP (13 puntos, 4 rebotes y 13 asistencias) y piedra angular. La base argentina, en la plenitud de su carrera, acreditó la condición de esencial para su equipo, permaneció casi 34 minutos en la pista, impulsó a su equipo basado en la entrega y el talento y derritió a un rival que, desmoralizado y atrofiado, firmó una rendición prematura La voracidad y la contabilidad del lasismo no cesan.
Unicaja, 68 – Real Madrid, 95
Unicaja: Adams (7), Fernández (4), Toupane (2), Thompson (6) y Gerun (4) – quinteto inicial; Brizuela (22), Suárez (6), Díaz (2), Ejim (4), Waczynski (2), Guerrero (2) y Elegar (7).
Real Madrid: Campazzo (13), Carroll (20), Deck (6), Randolph (5) y Tavares (12) – quinteto inicial; Llull (4), Rudy (6), Thompkins (12), Taylor (9), Causeur (5), Laprovittola (3) y Reyes (-).
Parcial: 13-26, 15-17, 14-25 y 26-27.
Árbitros: Martín Bertrán, Peruga y Calatrava. Sin eliminado.
10.874 espectadores en Martín Carpena.
La Copa, que entre 1990 y 1999 tuvo ocho campeones diferentes en nueve ediciones (CAI, Barça, Estudiantes, Madrid, Baskonia, Manresa, Joventut y Valencia), ha entrado en un duopolio incontestable y solo ha conocido dos campeones desde 2010, Madrid o Barça (seis y cinco títulos, respectivamente). Este año, debido a la estructura de la caja de emparejamiento, se sabía que no habría un clásico en la final y la circunstancia abrió el escenario, pero el equipo de Laso recuperó el trono sin contemplación, sin que Unicaja tuviera tiempo de subir. oposición. En los 35 años de la era ACB, solo dos equipos han podido conquistar el título ante su audiencia, el CAI Zaragoza en 1984 y el TAU Vitoria en 2002. Desde entonces, solo cinco equipos anfitriones llegaron a la final y los cinco perdieron su. Unicaja no encontró argumentos para presentar la batalla y romper la maldición, pero el pasatiempo de Martín Carpena, abarrotado de gente (10.874 espectadores) también convirtió la final en una fiesta de baloncesto.
El Madrid de Laso conquistó su sexta Copa en nueve temporadas mostrando una versión sólida e inmejorable, prueba de dolencias, momentos de forma o retrocesos. Apenas había pasado un minuto y medio desde que Laso decidió relevar a Tavares para Felipe después de que el caboverdiano cometiera su primera falta personal. Pero la circunstancia no alteró el plan de fiesta de Madrid. Unicaja se revolucionó, con Jaime Fernández monopolizando la dirección, los puntos y los rebotes de su equipo y también el marcado de Campazzo, el termómetro y la punta de lanza de este Madrid. Y, a pesar de la intensidad productiva de Jaime, Facu volvió a ganar el pulso para controlar el partido con solvencia. Como sucedió en las semifinales contra Vives y Colom, el argentino marcó territorio con siete puntos y tres asistencias en los primeros siete minutos del juego e impulsó la maquinaria del Real Madrid (10-21, m. 8). Nadie tiró la corbata. En ausencia de su compañero Tavares, Carroll fue el complemento perfecto para Campazzo, con 10 puntos en un primer trimestre en el que el anfitrión no encontró más recursos que entusiasmo.
Perdió el Unicaja ante Jaime Fernández, en el banquillo desde el minuto seis con dos faltas y tocó físicamente, que Madrid ante Tavares. Antes de que la torre de Madrid regresara, Rudy Fernández estaba a cargo de completar un giro más en el marcador con cinco puntos consecutivos (14-35, m. 13). Sostuvo un suspiro Tavares antes de cometer el segundo y volver a la silla pensante, pero el equipo de Laso se acostumbró a defenderse en la pintura con la resonante brega de Felipe (17 minutos en la pista y, nuevamente, vitoreó por el pabellón). Todo parecía controlado para los blancos, pero este Madrid está fundado y sostenido con Campazzo. Coincidiendo con el resto del Facu, Unicaja estalló por primera y única vez.
Abrazado por la rebelión de Brizuela, el equipo de Casimir corrió y corrió para que su sueño no se escapara temprano. El ex jugador del Estudiante anotó el primer triple del anfitrión (solo en la primera mitad; 4 de 20 en total) para romper un recuento de 0 de 7 desde el perímetro y, con 12 puntos y algunas palas de energía, condujo un parcial de 0-12 para Unicaja (26-35, m.17). Pero un triple de Taylor y el regreso de Campazzo frenaron la efervescente carrera verde y enderezaron a Madrid antes del viaje al vestuario (28-43, m. 20). Para entonces, el capítulo de la asistencia retrataba la diferencia entre el guión de Madrid y el estallido del grupo malagueño. Los blancos habían distribuido 13 pases, siete de ellos de Campazzo, para siete de sus rivales y también habían equilibrado el balance de pérdidas y recuperaciones. Al frente, Jaime y Brizuela buscaban socios para elevar el listón competitivo. No los encontraron.
Adams, Waczynski y Alberto Díaz no pudieron encontrar ninguna rendija en la defensa de Madrid que, en la reanudación, se reforzó nuevamente con Tavares. Con una gorra y dos canastas del caboverdiano y el tercer triple de Carroll, Madrid volvió a estirar la diferencia sin que Casimir encontrara la llave, ni para detener a Madrid ni para activar la suya (32-54, m. 25). La Carpena asumió que era imposible trasladar a la pista el partido malagueño de las gradas y Carroll sentenció la final con otros 10 puntos en el tercer cuarto (40-68, m. 29). Madrid tuvo en sus manos la 28ª Copa de su historia. Fue levantado al cielo por el Málaga Felipe Reyes en lo que pudo haber sido su despedida del torneo (siete títulos para él). Campazzo recogió antes del trofeo MVP de la final, el tercer premio consecutivo, después del de la final de la Liga ACB y la Supercopa. La Copa también fue ganada por el Madrid de Campazzo.
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