Las disputas entre el presidente y la vicepresidenta mantienen la incertidumbre en el país sudamericano.
La renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, profundizó la crisis política que enfrenta Argentina en medio de la pelea que mantienen el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que ha debilitado a la coalición gobernante con miras a las elecciones generales de 2023.
El único elemento sorpresa de la renuncia de Guzmán fue el día, la hora y el medio que eligió para hacer saber que, después de meses de críticas y presiones de la vicepresidenta, dejaba el ministerio más importante de un país en permanente incertidumbre.
Lo hizo el sábado a la noche y por Twitter, al mismo tiempo que Fernández de Kirchner encabezaba un homenaje al expresidente Juan Domingo Perón con duros cuestionamientos al presidente y a la política económica llevada a cabo por Guzmán, lo que ya venía haciendo en todas sus apariciones públicas a través de discursos que la ubicaban más en la oposición que como figura central del Frente de Todos, la coalición peronista gobernante.
«La situación de la Argentina es muy grave», «Me voy a reunir con quien me tenga que reunir cuantas veces sea para explicar nuestros fundamentos y tratar de persuadir al otro también. No niego ni renuncio nunca a convencer», «En nuestra propia fuerza me quieren hacer decir cosas que no dije», fueron algunas de sus definiciones luego de varias polémicas, entre ellas sus reuniones con economistas rivales de Guzmán.
También le respondió de manera directa al presidente, quien había advertido que el poder «no pasa por ver quién tiene la lapicera», es decir, por tener la última palabra, sino por la capacidad de convencer.
«Perón cazó la lapicera y no la largó más, la usaba en función del pueblo», dijo la vicepresidenta en franca confrontación con Fernández. Sin llamarlo por su nombre, agregó que esperaba que «quienes tienen responsabilidades más altas» actuaran de la misma forma que ella lo hizo en 2019 para que el peronismo vuelva a ganar en 2023.
De acuerdo con las encuestas, el deseo de la vicepresidenta hoy es improbable ya que los niveles de rechazo al Gobierno superan el 60 %.
Escenario
El sábado, ya hacía más de 100 días que el presidente y la vicepresidenta no se hablaban. En términos económicos, la expectativa de inflación anual ronda el 60 %, la más alta en décadas, aunque los vaticinios más pesimistas la elevan al 90 % para el cierre de 2022.
Además, los controles a las exportaciones han vuelto a tensar el complejo mercado cambiario de este país, en donde conviven múltiples cotizaciones del dólar. Hasta el viernes pasado, el precio oficial de la divisa estaba a 130 pesos, pero en el mercado ilegal (bautizado con el eufemismo de «dólar blue»), había aumentado más de 20 pesos en pocos días hasta llegar a los 240 pesos. La brecha entre ambos ya casi era del 100 %.
Los niveles récord de inflación y devaluación, con una pobreza que ronda el 50 %, opacan el crecimiento del Producto Interno Bruto que ronda el 5,0 % y que demuestra la tendencia de recuperación económica post pandemia. Otro indicador positivo, pero insuficiente, es la caída de la tasa de desempleo de un 13 % a un 7,0 %.
En cuanto Guzmán publicó las siete páginas de su renuncia en Twitter, le arrebató el protagonismo a Fernández de Kirchner. Aunque ya se esperaba desde hacía meses, la confirmación de la renuncia alteró de nuevo la agenda política.
Acorde con su estilo, el ahora exministro evitó una pelea directa, pero sí dejó entrever que uno de los motivos de su decisión era que no lo dejaban ejercer a pleno el manejo de la política económica.
«Considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica», afirmó en una carta plagada de agradecimientos hacia el presidente, pero sin mención alguna a la vicepresidenta.
La salida de Guzmán acentúa la soledad política de Alberto Fernández, el dirigente a quien Fernández Kirchner eligió como el candidato presidencial en 2018, pero del que ahora se ha convertido en su principal crítica.
A fines de 2020, la vicepresidenta comenzó a denunciar a «los funcionarios que no funcionan», entre los cuales estaba el ministro de Economía, ya que estaba inconforme con la renegociación de la multimillonaria deuda adquirida por el expresidente Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional.
Alberto Fernández afirma que Argentina atraviesa una «crisis de crecimiento»
Desde entonces, los reclamos de Fernández de Kirchner se intensificaron, ya fuera a través de discursos o cartas. El resultado hoy es una coalición resquebrajada, sumida en una fuerte pelea interna y con escasas expectativas de ganar las presidenciales del próximo año.
Reencuentro
El domingo por la tarde, con el país en vilo sin saber quién sustituiría a Guzmán, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, se convirtió en una inesperada mediadora de la crisis, ya que se comunicó con el presidente y lo instó a buscar a la vicepresidenta.
«Tienen que estar juntos porque para eso los votó el pueblo», afirmó la dirigente de derechos humanos. Y le hicieron caso, ya que luego de meses de distanciamiento, Fernández y Fernández de Kirchner hablaron por teléfono y acordaron la designación de Batakis, exministra de Economía de la provincia de Buenos Aires de 2011 a 2015. Hasta este fin de semana, era secretaria de Provincias del Ministerio del Interior.
La economista asume en un momento crítico, con el dólar y la inflación en alza; la inminente revisión del FMI, y el desafío de la renegociación de la deuda con el Club de París. Como parte, también, de un Gobierno debilitado y con la duda de cuánto tiempo durará la tregua de los Fernández.
Por lo pronto, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, confirmó esta mañana que no habrá más cambios de Gabinete y que Sergio Massa, cuyo nombre sonó de manera insistente como su posible sucesor, continuará como presidente de la Cámara de Diputados. fuente RT