Como si la institución del matrimonio no tuviera graves problemas, nuevos desafíos generarán separaciones y alejará a quienes quieren, pero no se deciden.
Como si todo este panorama no fuera lo suficientemente sombrío, ahora se plantea una situación adicional, si los diputados aprueban un proyecto sobre el Registro Civil.
La pieza, sancionada en el Senado, permitiría que los cónyuges decidan cuál apellido sería el primero, se imaginan, algo que es del macho, eso sería una barbaridad, para qué?
Establece el artículo 80, que en caso de que las parejas no se pongan de acuerdo, el oficial civil dispondría de una aplicación para sortear y determinar el orden.
En una sociedad cada vez más influenciada por el feminismo, esto se convertirá en un inconveniente más, que provocará mayores disgustos, a cambio de qué?
El varón quiere tener la preeminencia en todo, porque así ha sido criado, la mujer no está en la misma onda y expresa su intensidad y rechaza conductas que les afectan y en muchas estoy de acuerdo.
Que decir de aquellos varoncitos casados con mujeres cuyos padres son ricos y que incluso habitan viviendas adquiridas por los progenitores de las damiselas, esas impondrán su primer apellido.
Definitivamente, este artículo debe ser modificado y si quieren imitar a países desarrollados, que sea el hijo, cuando alcance mayoría de edad, decida que apellido quiere.
Es cierto, miles de personas hubiesen querido desprenderse del apellido paterno, me incluyo, es verdad que el materno se pierde, pero esta no es la mejor forma de solucionar un tema antiquísimo.
El matrimonio confronta nuevos retos, no hay porque sumar más, no olvidéis, distinguidos legisladores, somos un pueblo machista, empujado por las transformaciones que imponen las emprendedoras y antes abnegadas mujeres!