La imagen de las tres hijas de Marisol durante la gala de Goya, celebrada en Málaga, permanecerá para la historia de los premios del cine español. Emocionados y abrazados, recibieron el Goya de Honor en nombre de su madre, Pepa Flores, quien, fiel a su decisión de retirarse de la vida pública, prefirió no ir a recogerlo. El momento definido a las tres. María, más acostumbrada a las cámaras, pronunció algunas palabras para agradecer el premio; Celia, música dedicada, interpretada Estando contigo, uno de los temas más conocidos de su madre; y Tamara, que siempre quiso pasar desapercibida, no subió al escenario hasta que sus hermanas se lo pidieron.
Talento, música y humildad resumieron la presencia de los tres soles de Marisol en el escenario. "Querida Pepita, este Goya de Honor va por ti", dijo María en su discurso. "Vivimos una de las noches más emotivas de nuestra vida", resumieron más tarde en sus redes sociales.
Las tres mujeres son el resultado de la relación que unió a Pepa Flores con Antonio Gades durante 13 años, cuatro de ellas casadas. La más conocida es María Esteve (45 años). Ella fue quien siguió los pasos de su madre dedicándose a la interpretación. Con el cambio de siglo participó en películas exitosas como Nada en la nevera o El otro lado de la cama papeles que ganaron nominaciones para el Goya. Excepto por alguna excepción como la serie Sabuelos estrenada por Televisión española en el verano de 2018, su trabajo ahora está dedicado principalmente a la Fundación Antonio Gades, la entidad que preside y que el año pasado recibió la Medalla de Oro 2019 de la Academia de las Artes Escénicas.
Casada en el verano de 2011, mantiene una vida discreta y respeta el anonimato de su esposo, a quien apenas menciona o aparece en eventos públicos. Ni en las redes sociales donde el protagonista es Anchoa, un perro recogido en la calle que lo acompaña en sus numerosas excursiones. "Soy animalillo de monte", dijo a sus seguidores en Instagram en diciembre pasado.
Su hermana pequeña, Celia Flores (38 años), también ha seguido el ejemplo de Marisol, esta vez en el mundo de la canción. Estudió un ciclo de formación de Técnico en Decoración, pero el error musical lo picó un día y acompañó a María a una grabación con Paco Ortega. Dirigió y produjo el primer álbum de Celia. “Le dije a mi madre. Él me dijo: & # 39; palante, & # 39; explicó en 2006 cuando, a los 24 años, lanzó su primer álbum. Una década más tarde publicó el tercero, un homenaje a su padre titulado 20 años de Marisol a Pepa Flores. Versionó grandes éxitos acompañado de las voces de Estrella Morente o Antonio Carmona. Ahora se siente más libre de crear, libre de contratos con sellos discográficos: "Ansioso por investigar, compartir, tocar mucho y hacer música", dijo la semana pasada en Escala del sur, Programa Canal Sur de Roberto Leal.
Después de una gira por España, Celia actúa de vez en cuando en pequeños lugares, aunque una de las noches más recordadas ocurrió en 2016, cuando lo hizo en el Teatro Cervantes de Málaga y su madre la acompañó a cantar. Tombola para asombro del público. Ahora está dando los primeros pasos del camino para lo que será su cuarto trabajo. Es consciente de que su actuación en la gala de Goya no representó su mejor día. Reconoció que sus nervios y responsabilidad pesaban. "No fue la actuación de mi vida", explicó días después. “Fue un guiño y el paso hacia el premio. Lo importante fue el premio y mi madre, no yo ", explicó en un mensaje de texto de Instagram dirigido a quienes arrojaron" cuchillos envenenados "como crítica de su interpretación. Las imágenes que comparte en la red social muestran cuáles son sus tres grandes pasiones: la naturaleza, la música y su hijo, el joven bailarín Miguel Martín. Su hijo, el resultado de una relación previa, trata de mantenerlo alejado.
La mediana de las tres, Tamara Esteve (43 años), es la más desconocida para el público en general. Fue una decisión personal, similar a la de su madre. Nunca quiso estar delante de los focos y sí pasar lo más desapercibido posible. Madre de una niña de seis años, ha sido coordinadora en Málaga de la Fundación Secretariado Gitano durante una década. Estudió Psicología en la Universidad de Málaga y, antes de trabajar para la ONG, dirigió varios talleres de empleo en los municipios de Málaga, así como en el barrio de Palma-Palmilla con la ciudad de Málaga. Quienes la conocen señalan que es una mujer especialmente discreta, "tanto, que algunos de sus amigos se han sorprendido al enterarse de que es la hija de Pepa Flores". "Ella es muy solvente, comprometida y es bien conocida en su ambiente de trabajo por su gran profesionalismo", subrayan aquellos que han trabajado con ella. "Es un encanto", resume otra persona que dice que nunca le ha hablado de su madre. "Solo lo hace si le preguntas directamente y con quién tiene confianza", enfatiza.
Las tres hermanas hacen piña y las reuniones familiares son frecuentes. En ellos, Marisol ha sido madre y abuela desde el anonimato que se ha ganado durante más de tres décadas, prácticamente lo mismo que ha estado con su pareja, Massimo Stecchini. Esta semana, Pepa Flores cumplió 72 años con su recién lanzado Goya de Honor, un premio que ha agradecido en varias ocasiones, pero siempre a través de su familia. Su paso atrás ahora parece más definitivo que nunca.