Establecer límites es necesario para que todos tus vínculos sean saludables, ya sean amistades, una pareja o incluso una relación laboral. Sin embargo, muchas personas tienen dificultades con esta tarea. Aquí te listamos algunas señales que muestran que te cuesta poner límites.
El conflicto te genera temor: eludes los conflictos por miedo y esto deriva en que no pongas límites, puesto que buscas evitar la confrontación. Esto te hace ser complaciente independientemente de lo que sientes.
No te diferencias: te cuesta mostrar tus rasgos de identidad. Buscas mimetizarte de alguna manera con el otro, que se vuelve tu marco de referencia.
Autoestima baja: los límites son indicadores de aprecio hacia uno mismo, hacia lo que se cree, opina y siente.
Te cuestan las decisiones: al no tener límites, te cuesta también tomar decisiones ya sean sencillas o terminantes.