NUEVA YORK — Anthony Rizzo abrió los brazos tanto como pudo al acercarse al plato, con una mega sonrisa en la cara mientras una lluvia de goma de mascar caía sobre su casco, cortesía de un compañero de equipo en celebración del octavo triunfo de los Yankees dejando tendido en el terreno al rival en esta temporada.
Después de haber conectado un jonrón de oro para asegurar la séptima victoria seguida de los Yankees, un triunfo por 2-1 sobre los Rays la noche del jueves en Yankee Stadium, Rizzo hizo un gesto como si se estuviese abrochando el famoso cinturón de campeón del equipo en la cintura. Luego, mientras se ajustaba la correa de verdad, Rizzo dejó claro que nunca hay un solo héroe. Para tener una temporada como esta que están protagonizando los Yankees hace falta el aporte de todos.
“Esto dice mucho sobre lo que es nuestro clubhouse, muchachos que llegan y sienten de una vez que son parte de todo esto”, dijo Rizzo. “Hay un montón de nombres grandes en este clubhouse, pero jamás te darías cuenta si estás aquí. Todo el mundo es tratado de la misma manera, bien sea que tengas un par de días en las Grandes Ligas o 15 años. Mantenemos un ambiente bien relajado”.
Rizzo empujó ambas carreras de los Yankees para que continuarán su abrumador dominio en la esquina de la Calle 161 y River Avenue, ayudando a los Bombarderos (47-16) a ganar su 14to juego seguido en Yankee Stadium, un récord para este nuevo parque en el que comenzaron a jugar en el 2009.
Eso hizo de Rizzo el justo ganador de ese ya famoso cinturón estilo campeón de boxeo o lucha libre que suele entregarse después de los cotejos al jugador que más aportó en el triunfo, una responsabilidad que viene acompañada con ofrecer un discurso a puertas cerradas frente al resto de los compañeros. Mientras Rizzo aceptaba su premio, no se olvidó de mencionar a otros que también hicieron posible la victoria.
“Yo creo que Rizzo lo dijo muy bien”, dijo el manager Aaron Boone. “Es algo que decimos en Spring Training una vez que el grupo completo está allí. Mira a tu alrededor; incluso si no piensas que vas a causar un impacto aquí, hay una oportunidad de que te toque aparecer en un momento grande. Un día, una semana, lo que sea. Asegúrate de estar listo”.
Efectivamente, mucho antes de que Rizzo mandara una sinker de Shawn Armstrong hacia las sillas de las gradas del jardín derecho para el quinto jonrón de oro de su carrera (el primero desde el 2018 para los Cachorros), los Yankees recibieron 6.2 episodios de una carrera del sorpresivo dúo que formaron Clarke Schmidt y Ryan Weber.
Cuando el dominicano Luis Severino entró a la lista de lesionados de COVID-19 — de la que fue retirado al finalizar el compromiso – Schmidt fue nombrado abridor de emergencia, con apenas unas pocas horas para prepararse para la tercera apertura de su carrera a nivel de Grandes Ligas. Acostumbrado a su rol de relevista largo, Schmidt trató la presentación como si viniese desde el bullpen, decidiendo no hacer las rutinas que suelen hacer los abridores en el outfield antes de sus aperturas.
El plan y la mentalidad funcionaron. Boone le pidió tres innings y 50 pitcheos y eso fue exactamente lo que le dio Schmidt, ponchando a cinco y permitiendo un solo hit.
“Sea cual sea el nombre al que llamen, se espera que hagas tu trabajo”, contó Schmidt. “Ha venido pasando juego tras juego. Eso dice muchísimo de este equipo. Hay muchas cosas que pasan detrás de bastidores en cuanto a desarrollo e información. Y lo estamos viendo todos los días y todas las noches en el terreno”.
La entrada de Weber en el cuarto inning levantó una ola de quejas del público de 39,469 asistentes. Probablemente, sólo los más apasionados seguidores reconocieron al veterano de 31 años, pero Boone y los Yankees sí que sabían quién era. Después de llegar a los entrenamientos como invitado, Weber había dejado efectividad de 2.95 en Triple-A Scranton/Wilkes-Barre antes de que su contrato fuese comprado el jueves.
Haciendo su debut con los Yankees, Weber momentáneamente se preguntó si la recepción estaría impactada por sus años en los Medias Rojas (2019 al 2021). Pero todos esos pensamientos se desvanecieron mientras retiraba a 11 bateadores de los Rays, una faena que sólo manchó el jonrón del dominicano Francisco Mejía en el quinto inning. Rizzo empató las acciones una entrada más tarde con un sencillo impulsor ante Ryan Thompson.
“Este equipo está embalado ahora mismo. Fue divertido ser parte de eso por una noche”, comentó Weber, quien fue designado para asignación después del juego.
Ron Marinaccio y Michael King se combinaron para sacar los últimos siete outs y luego Rizzo pegó su bambinazo. Así que por eso estuvo Rizzo en el centro del clubhouse, con la máquina de humo a toda marcha y el hip hop retumbando en las cornetas, con su cinturón encima y explicando por qué en realidad les pertenecía a todos ellos. Él se lo quedó esta noche; mañana podría estar en las manos de ustedes.
“Vamos a necesitar a todos los 26 muchachos. De hecho, probablemente vamos a necesitar de más de 40 jugadores en el roster a lo largo del año”, siguió Rizzo. “Ese es nuestro trabajo. Cuando llega alguien nuevo, hacerlos sentir tan cómodos como sea posible tan rápido como sea posible”.