El ex presidente ruso Dmitri Medvedev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, dijo este miércoles que dentro de dos años Ucrania podría dejar de existir.
“¿Quién dice que Ucrania todavía existirá en los mapas en dos años?”, preguntó Medvedev en un mensaje publicado en Telegram, donde suele marcar la línea dura del Kremlin.
El presidente ruso entre 2008 y 2012 comentó así la noticia de que Ucrania intenta asegurarse el suministro de GNL para el próximo invierno boreal con un posible préstamo de Estados Unidos que Kiev pagaría en dos años. Según el exmandatario ruso, en todo caso, “eso le da igual a EEUU, que ha invertido mucho en su proyecto anti-Rusia”.
En otro mensaje en Telegram la semana pasada, Medvedev, otrora representante del ala moderada del Kremlin, arremetió contra Occidente por desear “la muerte de Rusia”.
“Los odio. Son unos bastardos y débiles”, apostilló el político.
“Los Jinetes del Apocalipsis están en camino”, dijo Medvedev, refiriéndose a un “ataque total” a occidente por el apoyo militar que le han brindado a la contraparte de Rusia en la guerra que se libra actualmente en Europa.
Conocido como el “hombre sí” de Vladímir Putin, Medvedev, de 56 años, era visto anteriormente como más moderado que el actual líder ruso, aunque ha adoptado una línea cada vez más dura en los últimos años.
El exdiputado opositor ruso Dmitry Gudkov ha afirmado que Medvedev está preparando una toma de poder si Putin es forzado a dejar el cargo.
“Está tratando de complacer a los de línea dura con la esperanza de que lo asciendan, en caso de que Putin deje el cargo”, dijo a The Times.
La actual radicalización del discurso de Medvedev se asemeja al de otros dirigentes rusos, como el secretario del Consejo de Seguridad, Nikolái Pátrushev, o el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, ambos presentados como posibles herederos de Putin.
Pero Medvedev, ¿puede aspirar otra vez a la presidencia a la que renunció hace diez años, ahora que se multiplican los rumores sobre la salud del jefe del Kremlin? Sus posibilidades son pocas, ya que carece de apoyos especialmente en los servicios de seguridad, pero “es posible que intente compensarlo con su discurso radical actual”, opina Noble, coautor de un libro reciente sobre el opositor encarcelado Alexéi Navalni.