La eleuterobina es un glucósido diterpeno, una molécula hallada por primera vez en los años 90 en unas muestras tomadas de la gran barrera de coral. Los científicos llevan desde entonces tratando desesperadamente de localizar su origen. El motivo es que la eleuterobina es un potente agente anticancerígeno.
Se sospechaba que la molécula estaba asociada al coral, pero no se conocía cómo estos organismos la producían exactamente, y eso es un obstáculo importante a la hora de sintetizarla con éxito. Tras 25 años de búsqueda, un equipo de investigadores por fin ha encontrado el origen de la eleuterobina. La produce directamente el coral sin mediación de otros agentes o criaturas en simbiosis. Esta era una duda importante porque muchas especies de coral operan en simbiosis con organismos unicelulares conocidos como dinoflagelados, y no estaba claro si eran estos o el propio coral los responsables de la producción de la molécula.
De hecho, los científicos han logrado secuenciar los genes responsables de la producción de esta molécula, y transferirlos con éxito a bacterias .Este paso es importante porque la molécula es tan rara que ni siquiera es posible obtener la cantidad suficiente de corales vivos, así que cosechar estas delicadas criaturas estaba fuera del menú desde el principio. Los resultados del estudio acaban de publicarse en Nature Chemical Biology.
¿Qué hace a la eleuterobina tan especial? Hace falta más investigación, pero lo que sabemos hasta ahora es que el compuesto rompe la estructura celular de las células cancerosas, interrumpiendo el crecimiento de tumores. Una de las ventajas de ciertos compuestos del coral como este es que son asimilables por vía oral, lo que en teoría permitiría fabricar compuestos anticancerígenos que se puedan administrar de manera no invasiva. Esto es lo que dice al respecto Eric Schmidt, profesor de medicina química y uno de los autores del estudio:
Los corales no son los únicos animales que albergan terapias potenciales. La naturaleza está repleta de serpientes, arañas y otros animales conocidos por transportar sustancias químicas con propiedades curativas. Sin embargo, los compuestos de los corales blandos ofrecen claras ventajas para el desarrollo de fármacos.
A diferencia de las sustancias químicas venenosas que se inyectan en las presas, los corales usan sus sustancias químicas para protegerse de los depredadores que intentan comérselos. Dado que están diseñados para comerse, los químicos del coral blando son fácilmente digeribles. Del mismo modo, los medicamentos derivados de este tipo de compuestos deberían poder administrarse en forma de píldoras con un vaso de agua, en lugar de inyectarse o de usar otros medios más invasivos. Estos compuestos son más difíciles de encontrar, pero son más fáciles de fabricar en el laboratorio y más fáciles de tomar como medicina.