Snapchat ha creado el Pixy, un dron autónomo semi inteligente con cámaras diseñadas para grabar esos momentos semi-aruinados. Snap sigue tratando de convencer a sus accionistas de que es un fabricante de cámaras y no una red social usada mayormente para compartir fotos íntimas. Hoy muestra al mundo su segundo producto de hardware tras la introducción de sus gafas con cámara, las spectacles, en 2016.
Pixy es un delgado dron de bolsillo de un dioscreto color amarillo plátano que pesa solo 101 gramos y que está diseñado para capturar momentos sin tener que estirar el brazo hasta la luxación o llevar un palo para selfies. El dispositivo despega automáticamente pero no es controlable. El usuario tan solo tiene que elegir entre cuatro modos de vuelo preprogramado que van desde simplemente flotar en al aire delante tuyo a dar una vuelta a tu alrededor, o seguirte mientras caminas o corres. Para que aterrice solo tenemos que poner la palma de la mano abierta bajo el dron y este descenderá dócilmente hasta ella.
Las fotos se capturan en 12MP y los vídeos en 2K. Ambos se graban en 15GB de memoria interna y se envían automáticamente al móvil para ser compartidos y retocados con la app de Snapchat. La memoria no puede expandirse de ninguna manera pero tampoco es necesario porque la batería a bordo del dron solo le permite hacer entre cinco y ocho de estos vuelos con una duración de entre 10 y 20 segundos cada uno. Si quieres aumentar la autonomía tendrás que comprar baterías adicionales (son extraíbles) a 20 dólares cada una.
El Snap Pixy cuesta 230 dólares y su supuesto gancho es la facilidad de uso, algo bastante necesario teniendo en cuenta que ya hay alternativas mucho más completas por apenas 50 euros más como el DJI Mini SE. Se supone que Pixy no requiere ningún conocimiento de vuelo y es tan fácil de usar como encender y echar a volar. Lo que ya no se es si nadie querrá escuchar ese zumbido para inmortalizar sus momentos especiales.