Que los Warriors siempre estarán mejor con Stephen Curry que sin él, es una obviedad. Sin embargo, hay un punto medio entre echarle de menos y sufrir una caída libre. Por ahora, aunque la muestra sea pequeña, van por la segunda ruta.
Tras perder en casa ante San Antonio –equipo que solo había vencido en tres de sus anteriores once compromisos–, anoche volvieron a morder el polvo ante uno de los rivales más asequibles de la competición, Orlando, por 94-90. El marcador ya es testigo de que no se trató de la mejor versión de los de San Francisco, quienes se vieron bloqueados en muchos momentos pese a que Klay Thompson juega ya sin restricción de minutos y anoche disfrutó de 32 para firmar 15 puntos.
«Creo que estamos siendo blandos y que estamos jugando como si fuéramos estúpidos. Simplemente no estamos jugando un buen baloncesto. Estamos recibiendo golpes y perdiendo muchos balones en los últimos cuartos. Sin faltarle el respeto a los Orlando Magic, pero son uno de los peores equipos de la liga. Y no, Steph no va a aportar un mayor nivel físico al juego; no es su trabajo», comenta Draymond Green, quien repartió siete asistencias pero se quedó únicamente en dos puntos.
Pese a lo molesto que está el ala-pívot, la realidad es que los Warriors tenían cerca el triunfo al concluir un tercer periodo en el que anotaron hasta 36 puntos. Con nueve puntos de renta, los cuales llegaron a ampliar hasta los 14, todo parecía ir por los derroteros deseados. Sin embargo, la sonrisa se disipó ante unos últimos minutos en los que por momentos parecieron perdidos. A Kerr no le gustó nada lo que vio, aunque entiende que es su trabajo encontrar fórmulas que funcionen sin Curry.
«Tenemos que echar un ojo a nuestro quinteto y abordar todas las posibilidades. Es como un efecto dominó. Me viste buscando diferentes alineaciones toda la noche. Lo cierto es que estoy realmente decepcionado con el último cuarto; no fuimos capaces de ejecutar nada en esos minutos», expresa el head coach.