Hay noches redondas y luego está la que se vivió en el Chase Center. Stephen Curry cumplía 34 años, por primera vez en más de dos años jugaban juntos Klay Thompson, Draymond Green y él; y para terminar, va Curry y nos regala una enorme actuación de 47 puntos. Y sí, los Warriors también ganaron.
Mucho se estaba hablando del descenso de prestaciones de Curry en las últimas semanas. Tras un comienzo de temporada fulgurante, su llama parecía apagada. Ya no entraban tantos tiros y la carrera por el MVP estaba olvidada. Pero claro, una cosa es que durante un tiempo baje algo su nivel –a todos los jugadores les pasa– y otra creer que hasta aquí habíamos llegado. Para nada. Curry demostró anoche que sigue siendo el mismo y que, por supuesto, quiere más cada vez que salta a la cancha.
¿Ha sido casualidad que Curry jugase su mejor partido en mucho tiempo coincidiendo con la vuelta de Green? Podemos apostar a que no. El ala-pívot aportó 6 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias en 20 minutos desde el banquillo, números que sin embargo dicen poco para un Curry que destaca por encima de todo el impulso que supone para todos tener a Green en la cancha.
«Creo que lo que hizo repercutió en todos nosotros. Se notaba que la energía aumentó. No es nada más que algo que se basa en 10 años de experiencia y química, en victorias y en la comprensión de cómo hacemos las cosas. No importa cuánto tiempo estemos separados, podemos volver a hacerlo. Es una locura pensar que era la primera vez que yo, Klay y Draymond estábamos juntos en la cancha en tanto tiempo. Queremos seguir construyendo sobre eso. Nos conocemos como la palma de nuestra mano, nos complementamos muy bien», comenta el point guard de los californianos.
La tercera pieza de este Big Three, Klay Thompson, se fue hasta los 20 puntos y 4 rebotes y definió lo vivido en el partido con solo tres palabras: «Esto fue mágico».