Cada 21 de enero República Dominicana celebra la fiesta de Nuestra Señora de Altagracia, patrona de la nación dominicana. Los orígenes de esta advocación mariana datan de inicios del siglo XVI.
La Virgen de la Altagracia, también conocida como “Tatica, la de Higüey”, es una pintura que muestra a la Virgen María contemplando con dulzura al Niño Jesús, mientras este descansa apaciblemente sobre el pesebre. Alrededor de ellos aparecen, además, otros elementos que contribuyen a contemplar el misterio de Jesús.
La Madre de Dios, Virgen de la Altagracia, aparece cubierta por un manto azul incrustado de estrellas; y lleva sobre el pecho un escapulario de color blanco. La Virgen, además, luce una corona -añadida posteriormente a la pintura original- y doce estrellas rodean su cabeza.
Como se trata de una imagen que evoca a la Sagrada Familia y al nacimiento de Jesús, aparece también la estrella de Belén en la parte superior derecha, mientras que la figura de San José se deja ver por detrás, a cierta distancia, contemplando a su familia. La imagen tiene 33 centímetros de ancho por 45 centímetros de alto, y desde el siglo XVIII se encuentra enmarcada en oro, piedras preciosas y esmaltes.