Después de una concentración histórica en Santiago de Chile que reunió a 1,2 millones de personas el viernes, la mayor protesta que se ha registrado en el país al menos desde el regreso a la democracia en 1990, el presidente Sebastián Piñera preguntó a todos sus ministros que ponen a disposición sus cargos. Fue una decisión necesaria y esperada, en medio de la mayor crisis política y social de las últimas décadas que ya dura 10 días. Lo que comenzó con una protesta por el aumento del precio del metro en la capital resultó en protestas masivas debido a la frustración de los ciudadanos que se sienten fuera del camino del desarrollo de las últimas décadas. Pero a pesar de los intentos del presidente, que presentó una agenda social para descomprimir la emergencia, que ha dejado al menos 19 muertos y una destrucción sin precedentes de bienes públicos y privados en diferentes regiones del país, la calle no se pierde. Tampoco desencadenó la crisis que se disculpó en nombre de la clase política por no haber previsto los problemas que se habían ido acumulando en Chile.
“Todos hemos escuchado el mensaje, todos hemos cambiado. Ahora, tenemos que unir fuerzas para dar respuestas verdaderas, urgentes y responsables a esas demandas sociales de todos esos chilenos ”, dijo el sábado el presidente del Palacio de La Moneda.
El anuncio del cambio de gabinete va acompañado de otros signos: el Ejército, que tiene el control de la mitad del país desde que el Gobierno decretó el estado de emergencia, que restringe la libertad de movimiento y reunión, anunció el fin de los toques. en Santiago de Chile y al menos en dos regiones, Valparaíso y Biobío, en el sur del país. Piñera indicó, en paralelo, que "si las circunstancias lo permiten", su intención es levantar el estado de emergencia en todas las áreas donde fue decretado a partir de la medianoche del domingo.
El presidente de la coalición de derecha Chile Vamos intenta concluir un nuevo equipo, que se anunciará en las próximas horas, que le permitirá continuar gobernando los dos años y cinco meses que le quedan para completar su mandato, en Marzo de 2022. Uno de los ministerios fundamentales, el Ministerio del Interior, está dirigido por Andrés Chadwick Piñera, su primo, quien durante meses perdió el apoyo popular y el capital político después de que la policía mató a un joven mapuche, en medio de los conflictos de la Araucanía en el sur del país. . Como ministro a cargo de la gestión policial, su situación se ha complicado aún más por la cantidad de muertos durante las protestas, cinco de los cuales habrían muerto a manos de la policía y los militares, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos, que ha presentado 80 acciones legales por homicidios y otros delitos. Aunque Chadwick es una pieza fundamental para el presidente, su hombre de mayor confianza, el presidente necesita un nuevo líder del Interior que lo ayude tanto políticamente como en la restauración del orden y la seguridad. No está claro si Piñera, en cualquier caso, cambiará solo a unos pocos ministros o si eliminará el gabinete por completo en busca de una señal poderosa para calmar la crisis.
La del viernes en Santiago y en diferentes ciudades del país fue una concentración masiva y pacífica. Era la cara festiva de los profundos disturbios sociales. Los manifestantes, aunque protestaban por una mayor equidad en el país en todos los frentes, lo hicieron ajeno al sentimiento de ira. La marcha fue un éxito tanto por la enorme participación (más de un millón de personas en una ciudad de siete millones de habitantes) como por su forma. Estudiantes, familias, jubilados, trabajadores, profesores, académicos, artistas, escritores, representantes de los pueblos indígenas y la diversidad sexual mostraron cuán profunda ha estallado esta crisis en Chile. La concentración del viernes fue un punto de inflexión con respecto a los días violentos de los primeros días, cuando la red de metro de Santiago sufrió daños valorados en al menos 300 millones de dólares.