Este sábado, Rusia abandonó de manera oficial el Tratado de Cielos Abiertos, acordado en Helsinki el 24 de marzo de 1992 y ratificado por Moscú el 26 de mayo de 2001. La decisión se produce después de que EE.UU. se retirara unilateralmente del acuerdo en noviembre del año pasado y de que los socios europeos de Washington no le ofrecieran a Rusia ninguna garantía de que los datos recogidos durante los vuelos sobre territorio ruso no se entregarán a los norteamericanos, y tampoco permitieran que aeronaves rusas volaran sobre objetos militares estadounidenses en Europa.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso destacaron que el pacto servía como «herramienta para fomentar la confianza y la seguridad» y creó nuevas oportunidades para «evaluar de manera objetiva e imparcial los potenciales militares y la actividad militar de los Estados miembros».
«Lamentablemente, nuestros esfuerzos no permitieron preservar el tratado en la forma en que la concibieron sus autores», reza un comunicado de la Cancillería rusa. El organismo indicó que el pacto se convirtió en la víctima «de la lucha interna de diversos grupos de influencia en EE.UU.», en la que prevaleció el curso hacia «la destrucción de los acuerdos alcanzados previamente en el ámbito de control de armas».
El ministerio hizo hincapié en que las circunstancias «no dejaron otra opción» y «predeterminaron la salida de Rusia» del acuerdo. «No podemos desatender y no desatenderemos los intereses de seguridad nacional», precisó.
«Toda la responsabilidad por la degradación del régimen de tratado recae en el iniciador del colapso del Tratado de Cielos Abiertos, Estados Unidos», subraya la diplomacia rusa.
En noviembre del año pasado, EE.UU. culminó su retirada del Tratado de Cielos Abiertos, anunciada en mayo de 2020. Desde la Casa Blanca lo justificaron afirmando que el pacto ya estaba anticuado y acusaron a Rusia de una supuesta violación del acuerdo.
En aquel entonces, Moscú calificó la motivación de Washington de «infundada» y también presentó reclamos a EE.UU. con respecto a la implementación del tratado. En respuesta a la decisión de Washington, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso anunció en enero que Moscú inició los procedimientos internos para retirarse del tratado.