Elecciones en Bolivia 2019: la interrupción del escrutinio multiplica la tensión en Bolivia antes de una posible segunda vuelta | Internacional

Partidarios del presidente Evo Morales, este domingo por la noche.



Fue suficiente para anunciar los resultados parciales de las elecciones para que el domingo por la noche estallara la tensión en Bolivia. Los datos provisionales, que reflejan una pérdida significativa de apoyo de Evo Morales, apuntan a una segunda ronda con su principal adversario, el ex presidente Carlos Mesa. El presidente, que ha gobernado el país desde 2006, logró el 45.7% en comparación con el 37.8% de Mesa con casi el 84% de los votos contados, según la rápida transmisión de actas. El recuento ofrecido por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se interrumpió a las 20.00 (hora local), de acuerdo con esa instancia debido a un conflicto entre la transmisión de datos desde el organismo central y los tribunales departamentales.

Mesa, que recibió de hecho la celebración de una segunda ronda el 15 de diciembre, denunció los retrasos. "Una vez más, el Tribunal Supremo Electoral no cumple con su palabra. Su compromiso fue darnos el 100% de los resultados del recuento total de votos del país a través del mecanismo llamado TREP [Transmisión de Resultados Electorales Preliminares]", mantuvo en un video difundido en las redes sociales. "No vamos a permitir que se manipule un resultado que obviamente nos lleve a la segunda ronda", dijo. La misión de la Organización de Estados Americanos que encabeza la observación internacional en estas elecciones también lamentó lo sucedido a través de Twitter. Yo considero "fundamental "que la autoridad electoral" explique por qué se interrumpió la transmisión de resultados preliminares "y exigió" que el proceso de publicación de los datos del cómputo se realice sin problemas ".

El líder del Movimiento al Socialismo (MAS), que según los primeros datos pierde el 18% de los votos con respecto a 2014, bajó el revés recibido y en una aparición ante sus seguidores se limitó a celebrar el resultado. "Del mismo modo, el pueblo boliviano se ha impuesto continuar el proceso de cambio", dijo antes de agregar que confía en una victoria en la primera ronda. "Esperaremos hasta el último escrutinio de la votación nacional para continuar y continuar con nuestro proceso de cambio", enfatizó. Morales apareció en estas elecciones a pesar de haber perdido un referéndum sobre reelección indefinida en 2016 y después de haber sido calificado como candidato por el TSE.

Las denuncias del ex presidente se suman a las acusaciones lanzadas durante la campaña electoral. Los adversarios de Morales habían estado sacudiendo el fantasma del fraude durante días. La Mesa misma, un candidato de la plataforma de la Comunidad de Ciudadanos y líder del Frente Revolucionario de Izquierda, un movimiento que se ha alejado de sus orígenes ideológicos, lo reiteró durante todo el día. El solicitante había asegurado a EL PAÍS en vísperas de las elecciones para estar preparado "para todos los escenarios electorales que puedan ocurrir", dijo, en respuesta a un cuestionario escrito, "ganar en la primera vuelta".

Ahora, si se confirman los resultados, se verá obligado a buscar alianzas con formaciones antípodas. Óscar Ortiz, candidato de Santa Cruz con un proyecto de tintes neoliberales, fue el primero en confirmar su apoyo: "Los bolivianos han decidido que quien enfrenta a Evo Morales en la segunda ronda es Carlos Mesa y apoyaremos esa decisión sin reservas ni condiciones". El ultraconservador Chi Hyung Chung, un pastor presbiteriano, también sugirió que apoyaría a Mesa. Este político, que gobernó Bolivia entre 2003 y 2005, se enfrentaría al presidente en el primer desempate que se lleva a cabo en el país desde 2002, aunque fue el voto del Parlamento el que inclinó la balanza.

Mesa se vio obligado a renunciar como presidente precisamente debido a una ola de protestas alentadas por los seguidores de Morales. El primer presidente indígena del país, sin embargo, ha sufrido 14 años después del destacamento de sus bases más fieles. Este periódico visitó la escuela Vicente Tejada en El Alto el domingo, el municipio de Bolivia con la mayor concentración de votantes indígenas. Alrededor de las 10.30 (hora local), la votación se celebró casi festivamente, entre puestos de comida que vendían dulces, lechones o pollo al horno. Pero también allí, en un territorio donde predomina la lealtad al MAS, hubo votantes que no ocultaron su cansancio y optaron por Mesa.

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