El gobierno de Israel está estudiando autorizar el suministro de una cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus para reforzar a la población con inmunodeficiencias, según informó la televisión local Channel 12.
Las autoridades sanitarias estarían debatiendo los pros y contras de la administración de una cuarta dosis de la vacuna en particular ante las noticias de la expansión de la variante Ómicron del covid-19.
La tercera dosis ya se administró a partir de julio con preferencia para personas son sistemas inmunitarios en riesgo como las sometidas a tratamientos contra el cáncer.
Reino Unido también estudia la administración de una cuarta dosis de la vacuna para población con inmunodeficiencias.
Israel detectó este domingo cuatro contagios más de la variante Ómicron y ya tiene 11 casos verificados, mientras el país sigue con las fronteras cerradas a los extranjeros por la nueva cepa y las autoridades analizan otros 24 casos sospechosos.
“Hasta el día de hoy se ha identificado en Israel a 11 personas verificadas que han estado expuestas a la variante ómicron”, anunció esta tarde el ministerio israelí de Sanidad en un comunicado.
Entre los infectados confirmados hoy hay dos personas llegadas de Francia e inoculadas con tres vacunas de Pfizer, otra de Sudáfrica con la misma pauta de vacunación y un viajero llegado de Estados Unidos vacunado con tres dosis de Moderna, detalló Sanidad.
La incertidumbre ante la nueva variante motivó que hace una semana Israel cerrara de nuevo sus fronteras a los turistas, una medida que mantendrá por lo menos hasta el próximo 16 de diciembre.
A su vez, todos los ciudadanos que regresan al país desde el exterior deben someterse a una cuarentena de al menos tres días.
Inicialmente, el Ejecutivo aprobó rastreo tecnológico de teléfonos móviles de los infectados con la nueva variante por parte del servicio de inteligencia interior (Shin Bet), aunque la medida se canceló el pasado día 3 tras críticas y una fuerte oposición.
Con más de un 60% de su población inoculada con dos dosis y más de un 40% también con la tercera de refuerzo, Israel registra desde hace casi dos meses cifras muy bajas de contagios, pero el Gobierno quiere prevenir a toda costa el impacto de la nueva cepa.
Ante ello, ha establecido también la imposición de multas de hasta 2.500 shékels (700 euros) a los viajeros que no se sometan a una prueba PCR entre los tres y siete días posteriores a su llegada.
“Debemos ser prudentes. Se trata de una nueva cepa de la que aún no conocemos lo suficiente, aunque sabemos con alto nivel de certeza que es muy contagiosa”, dijo hoy el primer ministro israelí, Naftali Benet.
Según detalló, las autoridades siguen evaluando la situación para ver si “aliviar las restricciones o hacerlas más estrictas” a lo largo de los próximos días y semanas.
“Estamos tomando medidas rápidas y precisas”, agregó el jefe de Gobierno, que aseguró que “ante la incertidumbre actual” es “mejor tener cuidado al principio que arrepentirse después”.
La semana pasada el coordinador nacional de la pandemia en Israel, Salman Zarka, declaró que el país debería plantearse la posibilidad de obligar a su población a vacunarse contra la covid-19, un polémico asunto también a debate en Europa, donde Austria o Grecia ya han comenzado a poner en marcha planes al respecto.