¿Y dónde están las propuestas?

(Adrián Scandar)
(Adrián Scandar) (Adrian Scandar /)

El Dr. Andrés Cisneros me contó sobre la crisis en Ecuador que "el periodismo generalmente analiza eventos y no procesos". Esta afirmación se ajusta claramente al debate presidencial que apreciamos el domingo pasado. Si hablamos de eventos, vimos a un candidato de Mauricio Macri adjunto a un folleto preestablecido del cual prefería no partir. El ganador del STEP, Alberto Fernández, buscó en todo momento romper esa posición de Macri de manera efectiva pero con cierta agresividad, utilizando sus habilidades docentes y su experiencia política. El Dr. Roberto Lavagna escenificó categóricamente lo que, en su comprensión de este cronista, debería haber sido el foco principal del debate: la pobreza y cómo volver sobre ella. Espert sabía cómo expresar claramente su visión de derecha. Gómez Centurión centralizó su propuesta contra el aborto, pobre en el resto, pero jugó en contra del mecanismo de los tiempos acordados. En el caso de Del Caño, su hallazgo fue imponer largos segundos de silencio a las víctimas en Ecuador.

Hasta el momento, los acontecimientos del debate, precedidos por el premio Nobel de Economía 2019 a tres investigadores por su "visión experimental para aliviar la pobreza global" basada en dos instrumentos concretos y efectivos: la salud y la educación infantil. Aquí comienza el análisis del proceso. En el mundo, 700 millones de personas subsisten con ingresos insignificantes y se registra que 5 millones de niños mueren cada año, víctimas de enfermedades cuya cura la medicina resolvió hace mucho tiempo. Argentina, con sus aproximadamente 45 millones de habitantes, terminará este 2019 con un número cercano al 40% de los pobres, es decir, 18 millones de argentinos. Cuando hablamos de pobreza, pensamos que es una persona igual al resto, pero sin dinero. Y no es así. Es una persona pobre en ideas, en creatividad, en educación, en amistades, en posibilidades, es pobre en todo y, además, no tiene dinero.

La política debe ser lo que despierta en todos, las energías dormidas para derribar los muros que separan a los pobres de los ricos. Hasta ahora los instrumentos políticos no han funcionado. Dado que la economía es fundamental para salir de la pobreza, el desafío del próximo gobierno radica en lograr con las herramientas que posee, una distribución más equitativa de la riqueza.

Si bien es cierto que los tiempos acordados para el desarrollo del debate son escasos para aquellos que no manejan el lenguaje de la televisión, solo se podrían esbozar algunas propuestas ocasionales. Y está el eje, no para ganar o perder un debate, sino para sacar a Argentina de la maldición de la pobreza que hace que las décadas naturalicen lo vergonzoso.

El presidente Macri cambió su estrategia electoral, pasó de la endogamia circular al "baño" de las personas. Este nuevo curso fue indicado por sus votantes, quienes fueron a buscar la Casa Rosada. Lo increíble es que las personas que marcaron esta nueva forma de hacer política sienten un profundo desprecio por el peronismo y estos actos son característicos del peronismo. El desafío del presidente es reunir 1 millón de voluntades en el Obelisco este sábado, con la ilusión de llegar a una votación y presentarse con más fuerza al próximo debate.

Por su parte, Alberto Fernández ha cosechado en su haber un nuevo gobernador, Jorge Capitanich en el Chaco. Fernández se prepara para compartir con su vicepresidenta Cristina de Kirchner, el acto de recuerdo del Día de la Lealtad en La Pampa y continúa tratando de acortar distancias con Roberto Lavagna; con quien se estrechó en un fuerte abrazo al final del debate, que no fue grabado por las cámaras.

Lo más importante del debate fue en las personas, dado el alto nivel de calificación televisiva. Falence no ha insistido en más propuestas. Argentina necesita cómo. El presidente Macri, que usa su frase favorita "Los escuché y ahora puedes", debería ser más claro sobre cómo revertir los efectos negativos de sus políticas. En el caso de Alberto Fernández, su forma principal radica en cómo alcanzará el consenso sobre las políticas que debe aplicar y, por lo tanto, hacer que los procesos cambien los eventos.

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