Polonia ha respaldado este domingo en las urnas la deriva autoritaria del ultraconservador Gobierno de Derecho y Justicia (PiS). Con un 91% de escrutinio, el partido dirigido por Jaroslaw Kaczynski obtiene el 44,6% de los votos en las elecciones legislativas, lo que le permitirá gobernar solo y profundizar las reformas que han puesto en peligro el estado de derecho en los últimos cuatro años, como el sistema judicial. Su política de ayuda social y el crecimiento económico del país han logrado fidelizar a un electorado desencantado con la oposición. El resultado es un poco más alto que el inicialmente otorgado por las urnas (43.6% de los votos y 239 diputados de un total de 460). La participación, según la encuesta, ha sido del 61,1%, la segunda más alta desde las elecciones de 1989 (62%).
Después de una campaña descafeinada, el PiS logra mejorar significativamente sus resultados con respecto a la última legislatura, cuando obtuvo el 37,6% de los votos y 235 escaños. Mateusz Morawiecki, el actual primer ministro, estaba buscando un segundo mandato, aunque en la práctica la cara de la campaña ha sido Kaczynski. "Hemos recibido mucho, pero merecemos más", dijo el líder de la formación, con un ramo de rosas rojas y blancas, tan pronto como se conocieron las encuestas. El Centro de Coalición Cívica (KO) de derecha, dirigido por Malgorzata Kidawa-Blonska, de la Plataforma Cívica (PO), y que coincidió con Los Verdes, la liberal Nowoczesna y la Iniciativa Polaca, obtiene el 26.7% del apoyo. En las elecciones anteriores, en las que PO apareció solo, ganó 24.1% y 138 escaños.
La alianza izquierdista, Lewica, ocupa el tercer puesto con el 12,13% de los votos, un avance para los partidos que lo integran, hasta ahora extraparlamentario. En cuarto y quinto lugar, la unión de PSL / Kukiz & # 39; 15 – el partido campesino antisistema liderado por un ex rockero – con 8.6% y la ultraderechista Konfederacja (Confederación), nueva fuerza en el Congreso, con 6.8% .
Después de los cambios experimentados en los 30 años de democracia desde la caída del comunismo, que han convertido a Polonia en la sexta economía de la Unión Europea, el país ha experimentado en el último período una crisis institucional que ha puesto en peligro parte de estos avances, trayendo algunos de sus políticas más cercanas a las de la Hungría de Viktor Orbán. Su reforma del sistema judicial, que ha perturbado a Bruselas por considerar que socava la independencia de los magistrados y le da el control al Ejecutivo; Su discurso antiinmigrante, especialmente al comienzo del mandato, y contra los homosexuales y los grupos que defienden los derechos de las mujeres han marcado estos cuatro años de gobierno. El PiS, apoyado por la Iglesia, se ha convertido en un defensor de los llamados valores nacionales.
Al otro lado de la escala, su política social popular, con una medida estrella implementada poco después de alcanzar el poder otorgado por 100 euros por mes para cada niño hasta los 18 años, ha mejorado la vida de muchos de los polacos. Apenas dos meses después de las elecciones, el Ejecutivo eliminó el impuesto sobre la renta para los menores de 26 años y en esta campaña también prometió pagos adicionales a los pensionistas, mayores inversiones en salud y el doble del salario mínimo de hasta 925 euros hasta 2023. " que estamos haciendo es bueno, factible y responsable ", dijo Kaczynski el domingo. “Repito responsable porque hay una parte de la sociedad que ha estado convencida de que nuestras medidas con el tiempo supondrán un riesgo. No haremos nada que sea un riesgo. Hemos mejorado radicalmente las finanzas públicas y continuaremos haciéndolo ”, dijo.
El profesor Adam Szymanski, de la Facultad de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales de la Universidad de Varsovia, considera que hay tres razones principales que llevan a los ciudadanos a votar por PiS: “Por un lado, los beneficios sociales otorgados por el Gobierno; por otro lado, las personas se sienten importantes por primera vez porque compran la retórica populista del Ejecutivo, que proclama que son los primeros en interesarse en ellas; y finalmente, la ausencia de una fuerte oposición ". En su opinión, en Polonia hay una falta de educación cívica. "La gente no entiende por qué es importante el Tribunal Constitucional", lamenta.
Aunque es imposible adivinar cuáles serán los próximos pasos del Gobierno de Derecho y Justicia, Aleksander Smolar, analista político de la Fundación Stefan Batory, explica que hasta ahora varios elementos han servido como un muro de contención contra la deriva autoritaria del PiS . "La resistencia de cientos de jueces [que se movilizaron cuando se puso en marcha la reforma del Supremo]; el de la población, especialmente con las protestas de los dos primeros años de gobierno; y la internacional, especialmente la reacción de la UE ", dice.
"Es importante venir a votar para cambiar el Gobierno, puede que no sea posible ahora, pero si queremos ser libres, tenemos que hacer todo lo necesario", predijo Jakub, de 35 años, el domingo a las puertas de una mesa de votación ubicada En el corazón de la concurrida Varsovia. “Hay muchos jóvenes que no están contentos con este gobierno. Para que el futuro cambie y sea mejor, debemos votar ”, dijo Klaudia, de 28 años, sin mucha esperanza de lograr ese resultado.
En este sentido, el líder de la Plataforma Cívica, Grzegorz Schetyna, que decidió no postularse como candidato, se dirigió a su electorado después de conocer los resultados. "Esta es la única manera, seguir trabajando. Hay elecciones por delante, la presidencial [en 2020], y vamos a ganarlos, es nuestra promesa ", concluyó.
Mateusz Morawiecki: el hombre elegido por Kaczynski
A pesar de haber buscado el puesto de primer ministro, Mateusz Morawiecki (Wrocław, 51 años) no ha sido el rostro de la campaña del partido Ley y Justicia (PiS). Tampoco ha servido como líder del gobierno desde que fue nombrado para el cargo en diciembre de 2017. Es imposible entender el ascenso de este hombre del banco, un tecnócrata ajeno a la política antes de la llegada de PiS al poder en 2015, sin mirar en la figura del ultra católico Jaroslaw Kaczynski. El presidente del partido ha manejado al país desde la sombra en los últimos cuatro años. Una percepción compartida por analistas y gente común. Morawiecki llegó a la oficina a mitad de período. En ese momento, la primera ministra Beata Szydlo disfrutaba de una gran popularidad en el país. En opinión del doctor en Ciencias Políticas Malgorzata Kaczorowska, de la Universidad de Varsovia, Kaczynski decidió reemplazarla en el cargo por un hombre que proyectaba otra imagen de Polonia en el extranjero, pero también porque "tiene el control de un político que disfruta de un un gran apoyo social es bastante complicado, esto puede comenzar a ser independiente ", dice. "Morawiecki viene de afuera y no tiene más apoyo dentro del PiS que Kaczynski, él es su padrino", dice.
Formado en Administración de Empresas, fue director ejecutivo del Banco Santander de Polonia, una subsidiaria de España, y antes de servir como primer ministro, sirvió en este Gobierno como viceprimer ministro y Ministro de Desarrollo y Finanzas. Su padre, Kornel Morawiecki, quien murió en septiembre, fue el líder de Solidaridad en la lucha, una de las divisiones radicales del movimiento de Solidaridad y en la última legislatura ocupó un escaño en el Congreso para un partido de oposición.