Las autoridades de Estonia construirán una barrera de alambre de púas en hasta diez tramos de la frontera oriental con Rusia, abarcando cerca de 40 kilómetros, para salvaguardar las zonas en las que se considera que el riesgo de cruces fronterizos ilegales es mayor.
La Policía y Guardia Fronteriza detalló que esta se trata de una actividad enmarcada dentro del entrenamiento adicional de reservistas Okas, una iniciativa cuyo propósito es comprobar la cadena de mando de las instituciones de Defensa, tal y como ha detallado el Gobierno estonio en un comunicado.
“Entre los procedimientos de movilización y formación, así como la capacitación adicional, los ingenieros de la reserva también construirán cercas temporales en las áreas fronterizas que anteriormente han sido utilizadas por el crimen organizado para facilitar la migración ilegal”, remarcado el Gobierno estonio.
Así pues, desde la Policía fronteriza aclarado que no hubo cambios en la evaluación de las amenazas vinculadas con los límites nacionales y que realmente no existe un riesgo inminente de presión migratoria.
“Los acontecimientos de Polonia, Lituania y Letonia también exigen el fortalecimiento de la infraestructura fronteriza en Estonia, razón por la cual la Junta de la Policía y Guardia Fronteriza propuso al Gobierno acelerar la construcción de la barrera”, explicó el director del ente, Elmar Vaher, en un comunicado.
La instalación de una barrera de alambre es una solución temporal mientras desde Gobierno avanzan hacia “la construcción de la frontera estatal con urgencia”, pues lo consideran como “el factor más importante para prevenir la inmigración masiva”.
Vaher aseveró que “los expertos de seguridad” apuntan a la presión migratoria como un método de “guerra híbrida”, que será empleado en “los próximos años” y que es por esto que las barreras físicas deben ir acompañadas de “toda la infraestructura fronteriza con equipos de vigilancia para disuadirla y prevenirla”.
Por otro lado, el ministro de Interior estonio, Kristian Jaani, apuntó a esta medida como una forma de “cerrar físicamente los lugares con la mayor probabilidad de cruces fronterizos ilegales y lugares que actualmente carecen de infraestructura”.
La tensión ha aumentado en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, a medida que se han ido agolpando miles de personas que buscan seguir su avance hacia la Unión Europea. Tanto las autoridades polacas como el bloque comunitario en su conjunto acusan al régimen de Alexander Lukashenko de utilizar a estos migrantes como herramienta de presión política.
De hecho, consideran no solo que está permitiendo que los migrantes avancen libremente por su territorio sino que incluso lo está promoviendo. El Ministerio de Defensa de Polonia acusó este lunes a agentes del país vecino de romper la valla fronteriza para favorecer las entradas irregulares en suelo polaco.