Las relaciones sexuales a nivel individual como la masturbación, con una pareja estable o con distintas parejas sexuales cada vez son un tema que se trata con más naturalidad, algo que contribuye a la salud sexual y emocional. Sin embargo, existen preferencias sexuales como pueden ser los fetiches, el uso de juegos eróticos e incluso las propias fantasías sexuales que a día de hoy pueden generar malestar o vergüenza.
Estos sentimientos ante un pensamiento sexual determinado se deben a la educación, la contradicción que suponen ante su confrontación con los valores propios y las normas sociales, tal y como confirman a CuídatePlus las expertas consultadas.
Dentro de la sexualidad, existen fantasías recurrentes como la participación en un trío o mantener relaciones con personas del mismo sexo, tal y como apuntaba la encuesta realizada a más de 4.000 personas por Justin Lehmiller, psicólogo e investigador del Instituto Kinsey de Estados Unidos. Precisamente, tener pensamientos sexuales con personas del mismo género puede hacer que se planteen cuestiones sobre la orientación sexual o los sentimientos hacia la propia pareja.
Entonces, si me considero heterosexual y tengo fantasías practicando sexo con personas de mi mismo sexo, ¿significa que soy gay, lesbiana o bisexual? “No, el mundo de las fantasías no tiene límites, pero eso no significa que en la realidad llevemos a cabo esas conductas: que se fantasee no significa que se desee hacerlo”, explica Olga Fernández-Velilla Lapuerta, psicóloga general sanitaria y especialista en Terapia Familiar del Instituto Psicológico Cláritas.
A su juicio, parte del atractivo de las fantasías sexuales es que se trata de pensamiento que se quedan en el plano de la imaginación, siendo muy importante diferenciar entre la fantasía y la realidad, es decir, lo que realmente se quiere llevar al plano de la acción.
Por su parte, Lara Castro Grañén, fundadora de PlacerConSentido, y coordinadora del Grupo de Trabajo Sexualidad y Pareja del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, considera que cuando una persona que se define como heterosexual tiene un pensamiento sexual con personas de su mismo sexo, se debe analizar cada caso porque, a menudo, las fantasías tiene un significado oculto a nivel emocional. “Por ejemplo, recuerdo el caso de un hombre que tenía fantasías con hombres con penes muy grandes.
Él vino con un gran malestar ya que no entendía esas fantasías y, en psicoterapia, vimos que en realidad él tenía un gran complejo con el tamaño de su pene, que consideraba pequeño”, relata Castro. En este caso, cuando ese hombre solucionó el complejo a nivel emocional relacionado con el tamaño de su pene, las fantasías desaparecieron.
Diferencia entre fantasía sexual y realidad
Según las psicólogas consultadas por CuídatePlus, las fantasías sobre tener relaciones homosexuales de forma puntual no cambian la orientación sexual y, reiteran, hay que tener presente la diferencia entre el pensamiento sexual y el hecho de llevar a la realidad dicha práctica sexual. “Tendemos a buscar el etiquetar a las personas, pero una sola conducta no define a la persona. De hecho, esto conlleva sufrimiento en numerosas ocasiones, al plantearse la duda de si estoy dentro de lo normal”, destaca Castro. Desde su punto de vista, dentro de la sexualidad lo normal es aquello que haga sentir bien a cada persona, desde la libertad, el consentimiento y el respeto.
Con respecto a las dudas sobre la orientación sexual, la coordinadora del Grupo de Trabajo Sexualidad y Pareja del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña subraya que las cosas no son blancas o negras, sino que existen muchos otros matices. En otras ocasiones, las fantasías sexuales con personas del mismo género que pueden conllevar preguntas más allá de la propia sexualidad ocurren cuando se tiene una relación de pareja estable. ¿Qué hacer en estos casos o cómo plantearlo a la otra persona? Según Fernández-Velilla, se puede compartir con la pareja y puede ser algo enriquecedor para la vida sexual en común.
Eso sí, a la hora de hablar sobre este tema con la pareja, para esta experta es necesario tener en cuenta los siguientes factores: que las fantasías estén alineadas con nuestros propios valores, con los de la pareja y, sobre todo, que haya un acuerdo mutuo en querer llevarla a cabo.
En cualquier caso, Fernández-Velilla estima que el hecho de compartir una fantasía sexual con otra persona es una decisión muy personal. “Las fantasías forman parte de nuestro mundo creativo, maneras de expresarnos que nos dan información sobre nosotros mismos y, por lo tanto, son algo íntimo”, indica. En este punto, Castro recomienda que, antes de contar a la pareja la existencia de fantasías recurrentes con personas del mismo sexo, “lo primero es conocer el significado real de esa fantasía y, a partir de ahí, actuar”.
Fantasías sexuales más frecuentes
Según el citado estudio de Justin Lehmiller, ante la pregunta de «¿cuál es tu fantasía sexual favorita?» Existen una serie de prácticas sexuales que se repitieron entre los participantes de dicha investigación. Entre las respuestas aportadas por más de 4.000 personas, las fantasías sexuales más habituales fueron las siguientes:
- Sexo en grupo: participación en tríos y orgías.
- Relaciones sexuales con personas del mismo sexo.
- Prácticas sexuales asociadas al BDSM (dominio, sumisión, sadismo y masoquismo).
- Sexo con roles distintos a los habituales o con prácticas consideradas inusuales.
- Relaciones sexuales con otras personas diferentes a la pareja habitual.
- Sexo con la pareja habitual dando protagonismo a la pasión y el romance. FUENTE cuidateplus.marca.com