Los mayores de 40 años podrán recibir la tercera dosis de la vacuna en Italia a partir de diciembre. Así lo ha anunciado este miércoles el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, quien también ha dicho que el Ejecutivo italiano está estudiando prolongar la duración del pase covid, que ahora mismo dura un año para los vacunados y seis meses para los que han pasado la enfermedad.
La decisión gubernamental llega después del incremento de casos que está sufriendo el país, que sin embargo no es tan grave como en otros estados europeos debido al ritmo de la campaña de vacunación. El 86,6% de los mayores de doce años en Italia ha recibido al menos una dosis, y el 83,7% tienen la pauta completa.
Speranza, que ha definido la dosis de refuerzo como “esencial” en su estrategia de lucha contra la covid, está sacando pecho estos días de que Italia está navegando mejor la nueva ola de contagios por la vacunación y la extensión del certificado sanitario, que en este país es obligatorio desde el 15 de octubre para ir a trabajar.
El salvoconducto –que indica que alguien está vacunado, ha pasado la enfermedad o se ha hecho un test negativo– es necesario para cualquier actividad de ocio, como ir al cine, a un museo, a un estadio deportivo o al gimnasio, así como para entrar en una discoteca o al interior de un restaurante.
“Cuanto más rápido vaya el país en administrar la tercera dosis, más va a ser capaz de gestionar el final del otoño y el invierno”, ha asegurado el ministro en la Cámara de Diputados. Ahora mismo las autoridades italianas la ofrecen a los mayores de sesenta años, el personal sanitario y los inmuno deprimidos. Según los datos del Gobierno, casi el 40% de los que tienen esta opción ya han recibido el pinchazo.
Italia también ofrece dosis de refuerzo desde ahora para todos los que se hayan sido vacunados con una dosis de la vacuna Johnson, siempre que hayan pasado seis meses desde que fueron inoculados.
En este país preocupa enormemente el caso de la ciudad de Trieste, donde se encuentra el mayor puerto comercial del país, y que se ha convertido en un emblema de los antivacunas tras las protestas ante el arranque del pase covid para los trabajadores. Allí se ha registrado un aumento significativo de los contagios debido también al bajo número de vacunados. Ahora mismo hay 503 casos de covid cada 100.000 habitantes, un dato que no había sido nunca tan alto desde el principio de la pandemia.