Infierno en casa: Bebé fallece y niño de 3 años sufre quemaduras graves en incendio

Una tragedia estremeció a la comunidad de Caballona, en el municipio de Los Alcarrizos, cuando un incendio arrasó con la vivienda donde residían dos niños y su padrastro, dejando como saldo la muerte del menor de apenas un año y medio, y a su hermano de tres años luchando por su vida con quemaduras en todo el cuerpo.

El padre adoptivo, Francisco Sosa Solano, también resultó gravemente herido. Actualmente se encuentra ingresado en el hospital Vinicio Calventi, con quemaduras severas en la cabeza, los brazos y la espalda.

La estructura en la que vivían no era una casa propiamente dicha, sino un almacén improvisado para guardar los equipos del estadio de béisbol del Club Deportivo y Cultural Los Delfines de Caballona. Construida en concreto y con techo de zinc, la edificación tenía cuatro puertas, pero tres de ellas estaban clausuradas, lo que convirtió el lugar en una trampa sin salida.

El siniestro ocurrió en la madrugada del lunes 28 de abril. Según relata Arabelis Díaz Paula, hermana del herido, la madre de los niños se había dirigido a un colmado a buscar a su pareja, y al regresar ambos, encontraron la vivienda envuelta en llamas.

Sosa Solano logró entrar al lugar, pero solo pudo sacar a uno de los niños, luchando incluso con una puerta corrediza de hierro que había quedado electrificada. El más pequeño intentó escapar por una de las salidas selladas y murió atrapado contra los barrotes de una ventana.

Las condiciones del lugar favorecieron la rápida propagación del fuego. Dentro del almacén había mallas, herramientas de mantenimiento del estadio y los camarotes donde dormían los menores. Todo quedó reducido a cenizas.

La familia sospecha que el fuego pudo haberse originado por un fallo en las precarias conexiones eléctricas del local.

Conflicto previo y acusaciones cruzadas

Francisco Sosa Solano mantenía un conflicto con Domingo Almánzar, alias «Punga», administrador del estadio construido en terrenos del Estado. Almánzar le exigía que desocupara el lugar, pero Sosa se negaba a hacerlo sin recibir el pago de las prestaciones correspondientes a sus años de trabajo.

Tras el incendio, Almánzar declaró a los medios que los padres eran negligentes y que los niños permanecían solos. También calificó a la madre como “viciosa”, una acusación que, aunque no negada por la familia de Sosa, consideran injusta al destacar que ella siempre estuvo pendiente del cuidado de sus hijos.

El niño de tres años está siendo atendido en la unidad de quemados del hospital infantil Arturo Grullón de Santiago, mientras la comunidad y la familia siguen en medio del dolor, la incertidumbre y la búsqueda de justicia ante esta tragedia evitable.