La explotación minera cerca de las 57 cuevas que componen la zona protegida de El Pomier, en San Cristóbal, debe trasladarse a otro lugar, informó este viernes un experto estadounidense al lamentar que otras cuevas que contenían pictografías y petrográficos se perdieron por esa actividad.
“La operación minera puede trasladarse hacia el oeste, donde los mapas hidrogeológicos muestran que tienen el mismo material de roca caliza en un área de por lo menos 110 kilómetros cuadrados. Esa es un área mucho mayor que donde se ha explotado hasta ahora”, afirmó el geólogo George Veni, quien fue traído al país para estudiar las cuevas y recomendar cómo protegerlas.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que contrató al especialista, dijo en un comunicado que, tras realizar un estudio preliminar, este detectó que algunas de las cuevas se conectan entre sí y que se descubrieron otras no contabilizadas, y ahora el número es de 57 cuevas.
La información precisó que se confirmó́ la ubicación y entrada de 24 cuevas, de las que hay 9 cavernas que han sido afectadas por la actividad minera y otras 7 afectadas por la operación de las canteras.
Veni recomendó completar el trabajo de inventariar y ubicar todas las cuevas; realizar investigaciones en las áreas de geología, biología y arqueología; crear programas de seguimiento para monitorear y buscar cambios que ocurran dentro de las cuevas, y mapear más cuevas y con más detalle.
Consideró que el plan de remediación que se contemple debe ser ambiental y ecológicamente sostenible.
En ese sentido, recomendó que no se extienda la pendiente del muro de la cantera hacia o dentro de la reserva y cambiar las pendientes de la pared desde abajo, no desde arriba.
“En lugar de hacer cortes, es mucho mejor rellenar, trayendo material en lugar de hacer excavaciones”, afirmó Veni.
También sugirió la realización de estudios con trazadores para delimitar las áreas que drenan hacia el balneario de La Toma y otros puntos de captación de agua para los sistemas de abastecimiento y trasladar la actividad minera a otro lugar, ya que la minería puede encontrar el mismo material de roca caliza en otros lugares, no muy lejanos al lugar actual.
Advirtió que construir taludes cerca de la caverna número 4 podría afectarla, al tiempo que expresó preocupación por “la contaminación de las aguas para consumo humano”.
“Han ocurrido eventos en los cuales las aguas en La Toma de San Cristóbal se han emblanquecido. Eso obedece a la cal que llega a estar en contacto con las aguas subterráneas que eventualmente llegan a las aguas superficiales. En las canteras suelen hacerse perforaciones. Cuando se hacen voladuras se genera mucho polvo en el aire y luego ese polvo puede pasar a través de las perforaciones en el subsuelo”, apuntó el experto en cuevas.
Otra contaminación en áreas cerca de canteras y las minas, viene como resultado del uso de explosivos en las voladuras, refirió.
“Alrededor del 30 % del material explosivo se queda como residuo en el ambiente y el subsuelo, contamina las aguas subterráneas”, indica el experto.
En cuanto al aprovechamiento de la reserva con fines turísticos, Veni recomendó mejorar los caminos de acceso y la señalización de las cuevas; crear un centro de visitantes; crear recorridos por el bosque y otras actividades.
Asimismo, limpiar las cuevas y mantener a la gente en los senderos y aumentar los precios del tour para extranjeros.
“La inversión se recuperará con un mayor turismo y luego los fondos financiarán más investigaciones y protección de la reserva, planteó Veni.
Fuente: N Digital.