Los desastres de este tipo, sobre todo aquellos de naturaleza impredecible, dejan la marcada sensación de impotencia y frustración
Los eventos catastróficos, como las inundaciones catastróficas provocadas por lluvias torrenciales, no solo causan malestar en el momento en el que ocurren; también afectan de forma significativa nuestra salud mental.
Así lo expresa la psicóloga Karem González, directora de @lotuscentrointegral, quien explica que los desastres, sobre todo aquellos de naturaleza impredecible, dejan la marcada sensación de impotencia y frustración.
Y si a esto se le suma la respuesta pasiva o tardía de las autoridades llamadas a la protección civil, sumerge a la persona en un estado de tristeza profunda y desesperanza.
«La respuesta más frecuente ante estos eventos es la de un duelo normal, caracterizado por ser directamente proporcional a la magnitud de la pérdida o desastre vivido», refiere.
La también psicóloga de la salud advierte que desastres de este tipo tienen el potencial de convertirse en estrés postraumático, favoreciendo la aparición de problemas de adicción como compras compulsivas, ludopatía e intoxicarse con el excesivo consumo de información en línea y noticias, así como ideación suicida, violencia y trastornos del estado de ánimo.
Los más vulnerables
Personas con antecedentes psiquiátricos y psicológicos, con una condición de enfermedad mental en curso, especialmente trastornos depresivos y derivados de trastornos por ansiedad, se encuentran entre los más vulnerables ante eventos catastróficos.
«Es una población vulnerable, ya que pueden agudizar el malestar propio de su condición y fomentar pensamientos catastróficos y pesimistas, especialmente los más jóvenes», indica la experta, quien agrega que, en algunos casos, estos hitos pueden ser detonantes que agraven la condición preexisten