Uno de los conceptos más comunes que se aplica en el deporte, no tiene ni la más remota posibilidad de ser considerado un fraude.
«No se puede apostar en contra del paso del tiempo», palabras más o palabras menos, podría ser la frase elegida en este caso. Acaso porque una de las leyes de la naturaleza incluye el proceso de nacer, crecer, desarrollarse, madurar, envejecer y morir.
Sin embargo, y retomando el concepto de que no se le puede ganar al paso del tiempo, hay quienes, en el mundo del deporte, se atreven a desafiar esta verdad.
Seguramente, no para ganarle, pero si para demostrarse a ellos mismos y a todo el mundo, que una carrera puede extenderse más allá de lo impensado y, fundamentalmente, que no todos los deportistas vienen marcados con la misma fecha de vencimiento.
En la NBA, hubo varios que desafiaron el paso del tiempo y dejaron marcada su huella para siempre: Kareem Abdul-Jabbar, Michael Jordan, Karl Malone, John Stockton, Kobe Bryant, Kevin Garnett, Dirk Nowitzki, Shaquille O’Neal y Tim Duncan, son un claro ejemplo.
LeBron James, estará comenzando este mes su temporada número 19 que lo colocará en ese grupo selecto. Y su objetivo es claro y contundente: intentar sumar su segundo anillo con los Lakers (el quinto de su carrera) y darle a la franquicia para la que juega la supremacía absoluta en material de títulos acumulados.
El título número 18 para los Lakers en su temporada número 19. Se dice fácil.
Lejos de avivar el fuego de la discusión si debe ser considerado como el mejor de todos los tiempos, esta columna pretende imaginar cual será la versión de James en esta temporada. ¿Está para seguir siendo el jugador dominante que fue en la segunda década del Siglo 21?
Para los que dudan de su dominio, están las recientes palabra de un tal Stephen Curry. «Él ha establecido el estándar de longevidad. Vamos a ser realistas… ¿Qué está… en su año 18? Fueron nueve Finales y todos sus logros. Es una nueva visión de lo que significa mantenerse en la élite, ha reinventado lo que eso significa. Hay mucho trabajo detrás, mucha intención, sobre todo en las pretemporadas. Cómo cuidas el cuerpo y la mente. El equilibrio entre lo que pasa dentro y fuera de la pista».
Además de las palabras y del respeto de sus rivales, están sus números.
Con 37 años a cuestas, LeBron James está entrando en la recta final de su carrera y sus estadísticas lo reflejan. Pese a seguir manteniendo intacta su capacidad de líder, en sus últimas dos temporadas el promedio de puntos (25.3 en la 2019/20 y 25.0 en la 2020/21) es el más bajo de su carrera con la excepción de su temporada de novato.
Si vamos a la durabilidad, hay que decir que de haber jugado los 82 partidos de temporada regular en su último año en Cleveland, con los Lakers tuvo que lidiar con largos períodos de ausencia como en la 2018/19 cuando disputó 55 juegos de los 82 de su equipo, y en la última cuando la lesión de tobillo le hizo perder 27 partidos de un total de 72.
De todas maneras, desde que llegó al equipo angelino, continúa acumulando estadísticas sorprendentes como sus 25.9 puntos con un 50.8% de efectividad, 8.0 rebotes, 8.9 asistencias y 1.2 robos en 34.5 minutos por juego.
El tiempo parece no haber transcurrido para él, ya que si comparamos los números de su estadía en Miami y de su segunda experiencia en Cleveland, los promedios son muy similares. Mientras en Miami promedió 26.9 puntos, 7.8 rebotes, 6.9 asistencias y 1.7 robos en 38.1 minutos por juego, con los Cavs alcanzó cifras de 26.1 puntos, 7.7 rebotes, 8.0 asistencias en 36.6 minutos por partido.
Si algo queda claro es que en Los Angeles, ha logrado números similares con menos tiempo en cancha. ¿A quién no le gustaría «envejecer» de esta manera?.
Ajuste es la palabra clave. De cara a la nueva temporada, LeBron volverá a intentar conseguir el máximo rendimiento aunque las circunstancias sean diferentes. Nuevos compañeros, nuevo sistema. No se trata de utilizar la misma receta, sino de encontrar el camino al éxito de maneras diferentes.
LeBron es líder, aunque no necesita tener el balón en sus manos todo el tiempo. Sin embargo, cuanto más pase el juego por él, mejores pueden ser los resultados.
A pesar de la llegada de Russell Westbrook al equipo y de la permanencia de Anthony Davis, nadie duda de que la pieza central del equipo. Puede ser que no sea ya el máximo anotador del equipo, pero es sin duda el que marca el camino al resto, quien los hace jugar mejor y quien sabe sacar provecho de las habilidades de sus compañeros.
Es probable que en su temporada número 19 sus números empiecen a bajar considerablemente (algo que se esperaba desde que llegó a LA y él se encargó de demostrar lo erróneo de dicha predicción), pero si el resultado final resulta ser el logro de un nuevo campeonato, poco sentido tendrá analizar estadísticas.
El proceso no será un paseo por el bosque. La pretemporada (marca de 0-4 hasta el momento) está mostrando que no es sencillo engranar todas las piezas para que el motor funcione con toda su potencia. Sin embargo, con un capitán de los kilates de LeBron, será más fácil poder lograrlo.
Quizás lo que pueda esperarse es ver una versión suya más parecida a la de un Magic Johnson que a la de un Michael Jordan o Kobe Bryant. Un tipo de jugador que sepa extraer lo mejor de su tropa de apoyo en lugar de intentar desequilibrar por sí mismo. Un cultor de aquella frase de «There is no ‘I’ in team».
Pero de ninguna manera esperen a un LeBron pasivo, renunciando a ceder protagonismo y liderazgo.
El éxito de los Lakers descansa más en sus manos y su inteligencia, que en la de otros compañeros por más que algunos de ellos tengan el status de estrella.
Sus equipos siempre lograron ser campeones cuando él fue el líder, el guía, el faro que alumbraba la noche más oscura. Tanto en Miami, como en Cleveland o en Los Angeles.
Claro que sus equipos también perdieron finales, pero con él como el principal actor, siempre estuvieron cerca del objetivo.
Por lo tanto no habrá que esperar nada distinto a lo que estamos acostumbrados a verle.
Quizás veremos a un Rey diferente… pero Rey al fin.