Kevin Spacey era el actor principal y productor ejecutivo de House of Cards, un enorme suceso, el mascarón de proa de Netflix y, hasta se podría decir que de las series de las plataformas de streaming. Pero no se trataba nada más que de un fenómeno pasajero.
Llevaba más de dos décadas en la cima. Premios, prestigio, fama, millones de dólares, trabajo en Estados Unidos e Inglaterra. Hasta que una denuncia por abuso sexual derrumbó su carrera. Nadie lo contrató durante años, Netflix lo despidió, rehicieron la película que lo tenía como protagonista y se estaba por estrenar.
Otro ejemplo: la primera película encabezada por él que se estrenó tras el aluvión de denuncias recaudó durante el primer día de exhibición en Estados Unidos 127 dólares: la cifra más baja de la historia de Hollywood. Su carrera quedó destrozada en pocas semanas.
Seis años después de las primeras denuncias, Spacey fue absuelto en dos causas penales tanto en su país como en Europa. Parecía que el resurgimiento era posible. Pero un documental reciente reabrió el caso y una vez más Kevin Spacey y su carrera están envueltos en el descrédito y el escándalo.
La serie que le quita la máscara a Spacey
En Spacey Unmasked, el documental de dos capítulos que la plataforma Max estrenó pocos días atrás, diez hombres (9 de ellos nunca habían dado su testimonio) cuentan situaciones en la que sufrieron abusos, acosos o situaciones sexuales impropias por parte de Kevin Spacey a lo largo de los últimos 50 años. Desde ex compañeros del secundario hasta actores de House of Cards. Varias de las situaciones que se narran difícilmente constituyan un delito aunque sin duda pueden ser enmarcadas como conductas impropias.
Uno de los que aparece es el hermano mayor de Spacey. Su aspecto es una rara mezcla entre Phil Spector y el Rod Stewart tardío. Narra los abusos que su padre, simpatizante nazi, cometió contra él cuando era un niño y la pena que sintió al abandonar el hogar y por ende a su hermano menor apenas abandonó la adolescencia.
En ninguno de los testimonios del documental de Max se dice que Spacey prometió brindar oportunidades laborales a cambio de favores sexuales. Era más una sensación que flotaba en el aire, la posibilidad cierta de que sucediera, el aura de estrella infalible que sería atendido en cualquier teléfono, lo que hacía que sus víctimas accedieran a sus avances y manoseos.
Todos, aunque no hubiera sido dicho en voz alta, estaban convencidos de que en caso de rechazar a Spacey, sus incipientes carreras habrían terminado antes de empezar. La gran mayoría de los hombres describen situaciones en las que un hombre muy influyente en la industria realiza avances y/o tocamientos sexuales no consensuados ni deseados y que, como receptores de ellos, como víctimas, no se sintieron libres de rechazarlos, de elevar una queja o de denunciarlo.