El miércoles, el presidente Biden firmó un proyecto de ley que obliga a ByteDance, la empresa china detrás de TikTok, a vender la aplicación a una empresa estadounidense. De lo contrario, la aplicación enfrentaría la prohibición en Estados Unidos, una medida sin precedentes que sería la primera vez que el país prohíbe una aplicación de redes sociales propiedad de una empresa extranjera.
La preocupación radica en el riesgo de que la información de los más de 170 millones de usuarios de la plataforma, incluyendo la ubicación de políticos, periodistas y militares, pueda ser accesible para el gobierno chino.
Según informes de los servicios de inteligencia estadounidenses, TikTok podría convertirse en una herramienta del gobierno chino para socavar la democracia en Estados Unidos.
Tanto el presidente Biden como la Casa Blanca han aclarado que su intención no es prohibir TikTok, sino asegurarse de que continúe operando bajo una nueva propiedad estadounidense.
La aplicación también ha generado preocupación por su potencial para la desinformación, especialmente en conflictos como el de Israel y Hamás, donde se ha señalado que TikTok influyó en la difusión de contenido antisemita y pro-palestino entre los usuarios estadounidenses.
Sin embargo, separar TikTok de ByteDance sería extremadamente difícil, ya que gran parte de la infraestructura de la aplicación se basa en herramientas creadas por ingenieros en China.
Según la presidenta de la Comisión de Comercio del Senado, Maria Cantwell, el objetivo del proyecto de ley es evitar que adversarios extranjeros lleven a cabo operaciones maliciosas que puedan perjudicar a ciudadanos estadounidenses vulnerables, así como a soldados y personal gubernamental.
Por otro lado, el director ejecutivo de TikTok, Shou Chew, sostiene que la medida es una prohibición disfrazada. Afirmó que muchos políticos admiten que el objetivo final es prohibir TikTok, a pesar de las afirmaciones en contrario.