La Asociación Nacional de Periodistas de Kabul ha detallado que, desde el ascenso al poder del régimen talibán en Afganistán, el 70 por ciento de los medios de comunicación han dejado de trabajar en el país.
En dicho informe se recoge que el 67 por ciento de los periodistas de Afganistán han perdidos sus puestos de trabajo, mientras que el 33 por ciento están trabajando bajo presión o en situaciones difíciles.
Por su parte, el director de la asociación periodística, Masroor Lutfi, ha detallado que la mayoría de medios de comunicación que permanecen activos se enfrentan a unas condiciones económicas y financieras “nefastas”.
“El 40 por ciento de los periodistas afganos están preocupados por su seguridad en Afganistán y el resto de ellos vive una vida difíciles porque han perdido sus trabajos”, ha zanjado.
Ya el pasado viernes la ONG Human Rights Watch (HRW) lamentó que el régimen talibán haya impuesto restricciones a los medios y a la libertad de expresión en el país.
“A pesar de las promesas de los talibanes de permitir que los medios que ‘respetan los valores islámicos’ puedan trabajar, las nuevas reglas están asfixiando la libertad de los medios en el país”, afirmó la directora de la ONG para Asia, Patricia Gossman.
Gossman puso de manifiesto que “las regulaciones de los talibanes son tan radicales” que son los propios periodistas quienes se autocensuran por temor a terminar encarcelados.
Además, HRW apuntó que, tras tener acceso a una copia de la regulación para los medios de comunicación, la prensa tiene prohibido imprimir o difundir noticias que “sean contrarias al Islam”, que “insulten a figuras nacionales” o que “distorsionen el contenido de las noticias”.
HRW denunció que los talibanes están “ahogando” la libertad de los medios de comunicación en Afganistán, con una serie de amplias restricciones impuestas tras la toma del poder a mediados de agosto.
Las regulaciones impuestas por los fundamentalistas son “tan amplias que los periodistas se están censurando y temen acabar en la cárcel”, añadió HRW.
La organización examinó las normas distribuidas por el Ministerio de Información y Cultura talibán a los periodistas en Kabul, que Gossman interpretó como un indicio claro de que los talibanes “no quieren enfrentarse al escrutinio público”.
Los medios deben evitar informaciones “contrarias al islam” o que insulten a “figuras nacionales”, y deben asegurarse de que “sus informaciones son equilibradas” y no reportan “sobre asuntos que no han sido confirmados por oficiales”, entre otras fórmulas utilizadas por los talibanes.
HRW afirmó también que los fundamentalistas han detenido y golpeado a varios periodistas.
Las denuncias de HRW sobre la creciente represión a los medios de comunicación se unen a otras formuladas por organismos internacionales recientemente.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) lamentó que las normas de los talibanes abren la puerta, en su opinión, a la censura y la persecución.
Algo “muy preocupante”, en opinión de la organización, y más en un país que según su última clasificación mundial de la libertad de prensa, publicado meses antes de la toma del poder de los islamistas, ocupó el puesto 122 de un total de 180 países.
Unos 150 de los 500 medios de comunicación del país, incluidas estaciones de radio y televisión y agencias de noticias, habían cerrado un mes después de que los talibanes capturasen Kabul el pasado 15 de agosto, según el observatorio independiente afgano para la prensa libre Nai.
Al cierre de medios se une el éxodo de cientos de periodistas y otros profesionales de la comunicación, que formaban parte de la comunidad afgana que abandonó Afganistán con las evacuaciones internacionales ante el temor de posibles represalias.