Los portugueses se encuentran votando en unas elecciones legislativas que se caracterizan por su incertidumbre y misterio. Algunos ciudadanos expresan miedo ante los posibles resultados, especialmente preocupados por la influencia de la extrema derecha representada por el partido Chega, que podría tener un avance significativo según las encuestas.
La derecha tradicional se perfila como la posible ganadora, aunque sin alcanzar una mayoría absoluta. El recuerdo de la alta abstención en las elecciones anteriores, cercana al 50%, motiva a algunos a votar para evitar un estancamiento político entre los dos partidos principales.
La sensación de hartazgo y cansancio con la política actual también impulsa a los votantes a participar en esta jornada electoral. Muchos creen que es necesario un cambio en el país después de años de estancamiento entre dos fuerzas políticas dominantes.
La convocatoria anticipada de estas elecciones, debido a la dimisión del primer ministro António Costa tras ser investigado por la Fiscalía, ha tomado a muchos por sorpresa. A pesar de las circunstancias, los ciudadanos acuden a las urnas en un ambiente de tregua de la lluvia intermitente que marca el día electoral en Lisboa, con la esperanza de influir en el futuro político de su país.