La cápsula de la muerte, llamada Sarco, recientemente legalizada en Suiza, ofrece una manera rápida, sin dolor y gratuita de poner fin a la vida. Diseñada por el activista australiano Philip Nitschlke, conocido como «Doctor Muerte», Sarco utiliza nitrógeno para provocar una muerte indolora en menos de 10 minutos. Aunque algunos ven esta innovación como un avance en la autonomía del individuo, otros, como la médica y abogada Kerstin Noelle Vkinger, cuestionan su seguridad y regulación.
El diseño elegante de la cápsula ha generado controversia, con críticos preocupados por su posible glamurización del suicidio y su accesibilidad a personas no capacitadas o menores de edad. Sin embargo, Nitschlke asegura que Sarco solo estará disponible para personas mayores de 50 años, mentalmente competentes y gravemente enfermas. Además, se realizarán pruebas en una clínica suiza antes de su lanzamiento en 2022.
El funcionamiento de Sarco es sencillo: una vez activado, reemplaza rápidamente el oxígeno por nitrógeno, induciendo hipoxia e hipocapnia. Este método difiere del actual procedimiento de suicidio asistido en Suiza, que implica la ingestión de pentobarbital sódico y requiere la aprobación médica. Sin embargo, organizaciones como Exit y Dignitas cuestionan la falta de supervisión médica de Sarco y prefieren el método tradicional por su acompañamiento y garantías adicionales.
A pesar de las opiniones divididas, Sarco representa un cambio en la forma en que las personas consideran la muerte asistida y plantea preguntas sobre la ética y la autonomía individual en el final de la vida.