Las autoridades intervinieron los Centros de Corrección y Rehabilitación (CCR) de El Pinito y el Centro de Privación de Libertad No Reformado de la Fortaleza La Concepción, ambos ubicados en la provincia de La Vega.
La Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales (DGSPC), dirigida por Roberto Hernández Basilio, instruyó la intervención de estos centros con el objetivo de aumentar los niveles de seguridad y prevenir la comisión de delitos en el sistema penitenciario.
Esta acción se llevó a cabo después de que ocurrieran incidentes graves en los centros, como el homicidio de Casandra Carmelina Castillo Santiago por parte de un recluso en la Fortaleza La Concepción, seguido de la muerte del mismo recluso por ahorcamiento. Además, se reportó la muerte de Alejandro Vidal (conocido como Alex y/o Guandulito), considerado líder del narcotráfico en el ensanche Bermúdez de Santiago, quien fue encontrado sin vida en una celda en el CCR El Pinito, de La Vega, con rumores de un posible envenenamiento.
Como parte de la estrategia, se creó una comisión de intervención liderada por Noel Toribio, director de Centros de Corrección y Rehabilitación de la DGSPC, junto al Supervisor Regional Amado Cabrera y el director Féliz Bartolo Pichardo del Centro de Privación de Libertad No Reformado La Concepción.
Se elaboró un plan de acción para desarrollar un protocolo de seguridad efectivo en coordinación con autoridades gubernamentales y miembros del Ejército en la provincia de La Vega. Esta comisión realiza un análisis detallado de cuatro áreas fundamentales de los centros: seguridad, tratamiento, administración y medio libre, con el objetivo de identificar protocolos, debilidades y equipos necesarios para mejorar las condiciones.
Además, se incautaron artículos prohibidos en los centros, como teléfonos celulares, sustancias controladas y armas de fabricación casera, bajo la coordinación del encargado de Seguridad de la DGSPC, Manuel Polanco Hernández.
Para garantizar la seguridad las 24 horas del día, se dispuso una guardia con el personal necesario, cámaras de vigilancia y radios de comunicaciones en las periferias de los centros. Los traslados de alto nivel están siendo escoltados por fuerzas especiales de la Policía Nacional y de la DGSPC para evitar evasiones y preservar la vida de los reclusos.