Las estadísticas son elocuentes e imperativas: República Dominicana está obligada a mejorar su capacidad productiva sobre la base de una reducción en los costos, a fin de que las empresas locales esté en capacidad de no sólo suplir la demanda interna, sino de colocar sus productos en mercados regionales. Hay oportunidades para ser un centro logístico en el Caribe desde cualquier punto de vista. Aquí hay capacidad de producción, pero ha faltado, sin quizá, voluntad colectiva de todo los que tienen poder de decisión.
Las cifras que trae la Dirección General de Aduanas (DGA) deberían, por lo menos, llamar la atención. República Dominicana importó US$15,285.2 millones durante los primeros ocho meses del año, superando el mismo período del 2020 en US$4,395.5 millones, es decir, un 40.3%. Quizá la pandemia sea la mejor excusa para justificar estos números. Sin embargo, fueron US$10,890 millones en importaciones en 2020, a pesar de ser un año caracterizado por el cierre de todo.
En este período, según los datos, apenas se exportaron US$7,507.9 millones. Significa esto que, por cada dólar importado, el país sólo exportó US0.49, aproximadamente. Por leyes, proyectos, estrategias, planes y estudios el país debería estar en otra posición. Prácticamente se han proyectado todos los escenarios y se han firmado todos los protocolos habidos y por haber. ¿Qué ha sucedido? La razón quizá esté en la falta de voluntad política de todos los que deben tomar acciones.
Las autoridades, las que están ahora y las que vendrán, deben poner este tema como primer punto de agenda con miras a lograr un desarrollo pleno. La economía que no se expande, que no logra aportar valor real a sus ciudadanos, se verá de frente con un mundo que no perdona a los rezagados. Esperar que llegue el momento justo no depende del tiempo, depende de quienes entienden lo desafiante que es. Hacer ahora lo que debimos haber hecho hace mucho es, por decirlo de alguna manera, una muestra de que aún hay tiempo para avanzar.
El déficit en la balanza comercial podría ancharse más con los años por venir si se toman las previsiones de lugar. El crecimiento de la economía dominicana no debe sustentarse sólo en el consumo interno, como sucede en otras naciones cuyo producto interno bruto se genera a partir de la explotación del conocimiento y la tecnología, sino que hay que apostar a la producción y a la innovación. Identificar las áreas fuertes y potenciales ayuda a ser mejores. Hay que esperar (y apostar) que se pase de la teoría a los hechos. Fuente El Dinero